
Muy lindo texto, donde se deja ver el modo como los mensajes de los adultos pueden ser influencias decisivas para los niños/as. Imposible no preguntarse si Ana habría sido quien es hoy de no haberse encontrado con la tutora en la estación de autobuses. Imposible no preguntarse qué habría sido de Ana si el coche de la tutora no hubiera sufrido un desperfecto. ¡Es tan misterioso el azar! (¿O debemos llamarle providencia?).
Pienso en esto que hoy está tan en boga, la resiliencia, la posibilidad de ser en cierto modo salvado o animado, aun en un contexto hostil, si hay alguien, algo, un gesto, una palmada, una voz de aliento. Por lo que parece, de ser por los padres de Ana, el camino bien podrían haber conducido a una fábrica, sin que esto hubiera constituido un problema para ellos.
Es curioso: nunca le diría a nadie que tiene que demostrarme nada, mucho menos a mí, porque creo, firmemente creo, que la libertad tiene que ver con no sentir que uno tiene que demostrarle nada a nadie (lo de los espectros tiene que ver con esto). Pero mira qué importante fue este mensaje para la pequeña Ana. Me deja pensando y lo agradezco profundamente. Clap, clap, clap.