
Yo no sé, no puedo saber el efecto que tuvo en ti escribir todo esto y si, como dices al final, el solo hecho de nombrarlo constituyó una liberación, pero me deslumbra la lucidez que alcanzaste aquí sobre ti misma y tus demonios (o espectros sutiles o condicionamientos).
¿Cómo desmontar el demonio que miente para ser aprobado? No creo que la llave esté en mentirle a todo el mundo menos a ti misma (en realidad, estoy cierto de que no es la llave de ninguna manera), porque eso supone una fragmentación y toda fragmentación empobrece, debilita, enferma. Al contrario, se trata de integrar.
Más bien me parece que si tú no te desapruebas a ti en lo que haces, eres, decides sobre tu sexualidad, espiritualidad, etcétera, la reprobación de los otros/as deja de ser importante y, en consecuencia, no hay ya necesidad de mentir. Lo que comentas sobre la Shakti ideal (y lo haces con una precisión magnífica en relación a los matices) es, en el fondo, el mismo asunto: si tienes que demostrarle algo a alguien sobre ti misma, no puedes ser libremente quien eres y, a fin de cuentas, es una especie de mentira (sin la carga moral del término). ¿Qué mayor libertad que no tener que demostrarle nada a nadie nunca?
Por último, lo que dices del butoh es sumamente interesante. En terapia corporal (iniciada por Wilhelm Reich y seguida por varios, entre ellos Alexander Lowen) también se exacerba el gesto cuando surge algo, una declaración que crispa los puños o hunde el pecho o hace tamborilear los dedos, o lo que fuere, para investigar, como bajo una lupa, qué está sucediendo allí. Yo lo exploré siendo paciente (no me gusta la palabra, pero no encuentro otra), años, y lo hago a veces con las personas que me consultan. Es muy revelador. Ahí el espectro se hace carne.
Te felicito mucho, Shakti, es magnífico lo que escribiste.