
Hola, Rolando, me alegra muchísimo que estés disfrutando del curso.
Gracias por tu pregunta, es muy pertinente. La verdad es que, al menos en lo que toca a ética, no sólo la finalidad de las escuelas estoica y epicúrea coincide (la ataraxia o serenidad de espíritu), sino que coinciden también en el diagnóstico de las causas últimas por las que nos perturbamos y hasta en las prescripciones “terapéuticas” para trascenderlas.
Los conceptos que utilizan estas escuelas difieren nominalmente, le llaman de distinto modo a cosas muy parecidas, y esto dio lugar a varios malentendidos, como bien dices. Por ejemplo, que Epicuro colocara como télos o fin final de la vida el placer (hedoné) suscitó polémica, porque la palabra traía mala reputación desde la tradición platónica, eventualmente también desde el aristotelismo, y estaba asociado a placeres ordinarios. Pero es obvio, cuando se estudia la doctrina epicúrea, que los placeres a los que exhortaba, los placeres catastemáticos, la imperturbabilidad (ataraxia) y la ausencia de dolor físico (aponía) coinciden en los sustancial con la impasibilidad estoica. Son escuelas, doctrinariamente, muy cercanas.
Séneca, el estoico, cita recurrentemente a Epicuro en sus Epístolas morales a Lucilio, mostrando las afinidades entre las escuelas. Difieren, sí, y no es menor, en asuntos físicos, es decir, cosmológicos: Epicuro descree de causas final o de la providencia; los estoicos lo afirman. La concepción “teológica” es muy distinta, también las ideas sobre la muerte, pero en lo práctico-ético son muy afines, incluso con todas estas diferencias. El tema es más vasto, esto es sólo una idea general.
Las afinidades entre estoicismo y budismo son quizá más notables aún. Creo que en el curso se van mencionando y hay una meditación estoica, de Hierocles (s. II) que es casi idéntica a una meditación del budismo theravada (de los ancianos). Pero esto está explícitamente referido en los videos.
Espero que estas líneas sean provechosas. Saludos cordiales.