
Cuántas vocaciones, es decir, cuántos llamados: vocación entomológica, zoológica, botánica, vocación de cuidadora y de hija, vocación de taróloga y de amiga. Este hermoso texto, delicioso a la lectura, pequeño sobre cosas pequeñas, es decir, fundamentales, parece restituir la unidad originaria entre la curiosidad científica, el asombro poético y el éxtasis religioso. Podríamos agregar, claro, una cierta virtud instrumental en lo que toca al cuidado y administración del terrario.
En cuanto a la Rueda de la Fortuna, quizá no se trate de detenerla, sino de permanecer en el centro. ¿No sería éste el axis mundi?
Una buena pregunta es si alcanzar el centro implica alguna clase de salto. Sin duda, parece ser el caso.
Jung: ¿qué te sostiene cuando nada te sostiene? (He aquí un salto).