
Hola, Simón. Me da gusto volver a leerte.
En relación a las alarmas, por supuesto que tiene sentido confiar en el instinto, en la intuición, y no desecharla. El problema es qué hacer con esas alarmas, en lugar de desarrollar juicios que van más allá de ellas.
Creo que has hecho un buen trabajo consciente en este sentido y que los antídotos que te has trazado permiten, en principio, articular los golpes de la intuición con respuestas que propicien, tanto un ambiente laboral constructivo, como una mente capaz de permanecer activa y templada.
En cuanto a la motivación, dices bien: no depende de nosotros que los otros estén o no motivados. Lo que podemos hacer es exhortar, invitar, buscar contagiar nuestro propio entusiasmo; que esto tenga o no efecto, ya no es cosa nuestra y conviene, por lo mismo, dejar ir cualquier expectativa en este sentido.
Yo no diría que el estoicismo es antihumano, al contrario, diría que busca sacar lo mejor de la humanidad, despertar nuestro mayor potencial. Quizá seamos nosotros, esta humanidad que hoy vive tan mal, la que no honra sus mayores posibilidades, la que aún no aprende a amar.