
Lamento, Hugo, que hayas recibido esa noticia desafortunada. Lo importante de la práctica, sea estoica o del tipo que fuere, no es seguir los preceptos de manera ciega o excesivamente a la letra, sino que la práctica trabaje y para esto hay un enorme margen de creatividad. Cada quien adapta los ejercicios, las lecturas, el modo de integrar el estoicismo en su propia vida y en eso radica el desafío. Si esto te ha dado genuina tranquilidad, ése es el indicador más claro de que lo estás haciendo bien.
En cuanto a la distinción que planteas entre dolor y sufrimiento, el dolor como algo natural, el sufrimiento como algo no natural o, en todo caso, innecesario, tiene sentido. Sería inhumano no sentir absolutamente nada ante el hecho de que una persona querida fallezca; el duelo (lo que duele) es algo natural, como bien dices, y prueba de ello es que sucede, no sólo a nivel humano, sino a los mamíferos en general. Lo que excede esta medida es cuando tenemos una representación equivocada de la muerte y sufrimos a causa de esa representación errónea. El hecho de verla como algo natural, lo mismo que el dolor, es indudablemente una perspectiva más lúcida.
Qué bueno que pudiste llorar. No hay nada malo en ello, al contrario, poder llorar cuando hay que llorar es una saludable descarga y un modo de expresar, no importa si ante otros o a solas, precisamente el dolor que tenemos dentro.
Persiste en la práctica y ojalá que te siga acompañando y aportando paz en este tiempo difícil.