
Alguien dijo en el siglo XIX, creo que Baudelaire, que la comunicación (humana) es un milagro y este texto lo demuestra de manera contundente. Lo que para uno es un gran problema, la deuda, para el otro no existe. Presunciones, suspicacias, una completa falta de autocrítica en algunos casos y una autocrítica demasiado severa en otro, que impide morir en paz. El texto tiene el gran mérito de mostrar todas estas voces y legitimar cada una de ellas, desde esa primera persona que habla desde lo profundo, a la vez que relativizar todos los puntos de vista al ponerlos en conjunto. Es muy bueno y, precisamente por estar tan logrado, resulta desolador. Uno quisiera decirle a Z que le recordara la anécdota de infancia o lo invitara a jugar, a X que asumiera su deuda, al señor que agoniza que se concentre en lo que ha dependido de él. Muy bueno, Mat, te felicito. Intuyo que no habrá sido sencillo, afectivamente hablando, escribir esto.