
Mat querida, leí tu mensaje casi en el momento en que me lo enviaste y me dio una inmensa alegría. No pude responder antes porque me cambié de casa el viernes y la mudanza ha sido (está siendo) pesada, aunque muy gozosa también. Pero, más allá de esto, me deslumbra y me alegra leer todo lo que ha movido en ti el ejercicio y lo que dices sobre el taller, incluso sobre el repaso del curso de filosofía estoica. Lo que creo más importante, sobre todo para ti que ya escribes hace tiempo y tienes oficio, formación y talento para lo literario, es que puedas incorporar a tu vida un tipo de escritura cuyo fin no es propiamente literario, sino que, en cierto sentido, va mucho más allá de eso, es un espacio para la VERDAD interior; un espacio para indagar dentro de ti de la manera más libre. Aquí toda autocensura debe ser dejada atrás. Quiero decir con esto que, más allá de los ejercicios concretos del taller, tengas presenta la posibilidad de tener ese espacio de escritura libre; puede ser una especie de diario, en el que no se trata necesariamente de documentar hechos (aunque esto puede tener cabida, desde luego), sino de ir, por así decir, al “subsuelo” y ver qué hay allí.
Te felicito de todo corazón por todo lo que me cuentas, por poder haber escrito esto después de 26 años, por el reencuentro con tu hermana mayor, por la valentía y la apertura del corazón.