
Qué terrible historia, qué desconsuelo cuando no hay del otro lado una persona con palabra. El texto es interesante porque muestra muy bien las verdades de cada uno, la ceguera de Claudio para reconocer nada y echar toda la responsabilidad del otro lado, la mayor sensibilidad del tío, la ecuanimidad de Artemisa, y, sobre todo, la tragedia de no haber conseguido decir las cosas con claridad y a tiempo. Alguien dijo en el siglo XIX (no recuerdo quién) que la comunicación es un milagro y tu texto lo atestigua por la negativa, exhibiendo cómo la incomunicación es lo más frecuente.
Me pregunto qué te produjo escribir esto, si pudiste comprender mejor a los actores involucrados que no eran tú (supongo que Artemisa), si el ejercicio te permitió ampliar tu horizonte sobre esta situación.