
Qué hermoso texto, Irlanda, sobre todo por el arco que se va trazando a medida que progresan los días. El primer día es tímido, explicativo, y no pude evitar preguntarme por qué elegiste una ventana que el segundo día confirma como un lugar un poco deslucido. El jueves es como el cúlmen del hastío y el autorreproche (aunque literariamente es un pasaje atractivo, en la línea de las corrientes de conciencia (stream of consciousness) de Joyce), pero los últimos dos días adquieren una luminosidad distinta y ya es otra la ventana que está en juego ahí, es más espaciosa, hay ideas, recuerdos entrañables, una especie de reconciliación. La idea de que los pájaros inventaron o contribuyeron en la invención del tiempo es magnífica. Me hizo acordar a los estudios sobre la conciencia del tiempo interno de Husserl, cuyo ejemplo recurrente es una pieza musical.
“(…) atractivo, pacífico. Miro afuera y miro adentro”. Y luego: “la oscuridad era más inocente que el día”. Quizá porque en la oscuridad se desdibujan el afuera y el adentro y en cierto modo nos sentimos más integrados. Pienso en las veladas de Huatla de Jiménez, Oaxaca, donde el ritual de comer hongos se hace completamente a oscuras.
¡Sigue escribiendo, Irlanda, tienes unas condiciones maravillosas para hacerlo y puedes encontrar en ello una fuente de inmensa satisfacción (como sospecho que ha sido el caso con este texto)!