
Me gustó mucho este texto, porque es sensible y plural, que es en parte de lo que se trataba de poner en práctica, pero también por la llaneza y claridad de la escritura, de los sentimientos que se dejan ver y por el hecho de que, a partir de este episodio, quedan sugeridas muchas cosas sobre esta familia y estas personas: la niña huérfana y perpleja, el hermano mayor que tendrá que lidiar con su resentimiento, con asuntos sobre la autoridad, la madre, quizá la más apaciguada en estas líneas, pero que, como madre, cargará en adelante con la semi-orfandad de sus hijos, y el difunto, cuyo punto de vista me parece un acierto haber incluido, porque ahí es quizá donde el texto muestra la mayor comprensión, es decir, la mayor compasión: un hombre que se casó casi contra su voluntad, por presión social, aparentemente; un hombre que, por lo visto, casi no eligió las cosas que le pasaron sino que se dejó arrastrar sin terminar de comprenderlas o aceptarlas del todo. Qué buen ejercicio poder meterse en esa piel perpleja y comprenderla.
Muy bueno, Iliana. Me da curiosidad saber cómo te sentiste o qué te hizo sentir escribir todo esto.