Hola Gabriel, muchas gracias por tu comentario y observaciones. Precisamente, a la hora de tener que “escoger” un ancestro para esta actividad, me encontré en lidia, pues mi memoria genealógica no remonta demasiado atrás. Cierto es que conozco y he tenido suficiente contacto con los abuelos maternos, pero, reflexionando, reconocí algo que de cualquier forma siempre ha estado con mayor o menor premura presente en mí: muy poco sé de la familia paterna, muy poco -o prácticamente nada- lo que mi padre me ha transmitido de su historia, su familia, su ascendencia, lo que precisamente, como podrás ir adivinando, fue lo que me motivó a indagar en él, y tratar de comprenderle y así, en cierto modo, comprender algo de mí mismo (que, como apuntas, puede ser esa cuestión del desterrado, pero en mi caso, respecto de una tierra que siento -o necesito- más profunda, menos convencional). Son bastante interesantes las preguntas que planteas, por un lado porque muchas veces no he visto continuidad de mi “linaje” (al menos no a través mío), pero por otra parte, las veces que me he imaginado una descendencia, la he podido entrever como lo mejor de ambos mundos: un anhelo y un cuidado de una materia con espíritu, y la comprensión de que todo espíritu se expresa en una materia (ese arduo equilibrio o armonía a la cual no he arribado).
También te agradezco la recomendación de la película, no había escuchado de ella antes, ¡así que ahora la buscaré y la veré con mucho entusiasmo!
¡Gracias!