
¿Pueden los razonamientos, especialmente los razonamientos filosóficos, disolver por sí mismos los espectros que nos asedian? ¿Puede una proposición, supuestamente universal y necesaria, a priori, en sentido kantiano, sobrepujar la vergüenza? ¿Deja uno de avergonzarse por decirse que no hay coherencia entre la vergüenza sentida y aquello que avergüenza? Dudo que la niña de cabello rizado pudiera encontrar consuelo en algo así, y esto es importante, porque, si en algún momento se instaló algo vergonzoso en la sensibilidad de esa niña y no fue adecuadamente elaborado, y se congeló en ella, cada vez que la mujer que eres sienta esa antigua vergüenza, la que estará sintiendo y propiciando ese sentimiento será en verdad la niña, y no estoy seguro de que considerar la objetividad del objeto vergonzoso baste en ese caso.
¿Cuál es el alcance del pensamiento racional, de la objetividad? He aquí el asunto del segundo espectro, que encuentro íntimamente relacionado con el primero, pues se apela precisamente, como sugerí, al razonamiento y la objetividad para intentar disolver la vergüenza. Es interesante y perspicaz que hayas identificado este segundo espectro, bajo la parodia de la cuantificación y la medición. ¿Se mide la gratitud, justo la gratitud, que es gratuita, Gracia, sin porqué? “La rosa es sin porqué / Florece porque florece” (A. Silesius). Entre la generosidad y la gratitud que ésta despierta no hay interés (inter-res, lo que está en medio), por lo tanto no hay nada mensurable ahí, todo es espontaneidad brotante. ¿No es esto lo que hace amable la vida, la belleza, el Amor, la poesía, precisamente lo incuantificable? Desde luego, tú estás aquí dándote cuenta de todo esto y escribes esta frase de gran lucidez: “En lo profundo de ese lago, quizá haya otro, sin reflejos y sin creencias”. En este sentido, el itinerario de tu texto es certero: intentas desmontar un espectro (el de la vergüenza) con un razonamiento objetivo, y luego intentas desmontar el espectro de la objetividad, lo cuantificable, etc. Da la impresión de que, por el solo hecho de lo que lo hayas entrevisto, el espectro de todos modos tiene la última palabra.
¿Qué espectro está detrás de este de la objetividad hiperracional? ¿Qué hay detrás de una mente que tiene que pensarlo, medirlo, cuantificarlo, objetivarlo todo? En esa avidez de conocimiento objetivo, ¿no hay un afán por mantenerlo todo bajo control? Y quien quiere controlarlo todo, ¿no es porque tiene MIEDO?