
Qué buen texto, Ana, qué precisión, qué elegancia, qué fino humor, cuántas imágenes de ese roedor y qué exacta es la idea misma del espectro como algo que roe y corroe por dentro. Has hecho un fino estudio de tus espectros, no sólo de sus modalidades, como el espectro de la nostalgia o el de la vanidad, sino también de sus mecanismos, de su vida y su sobrevida y has en cierto modo decretado el haberlos visto y arrojado. Bravo, te felicito por este magnífico texto. El único recaudo a considerar es que el empeño que has puesto en lo literario, que es notable y hermoso, no haya disminuido un ápice la potencia de la exploración. Quiero decir con esto que tengas cuidado de que lo literario no te desvíe del propósito original de los ejercicios. No parece ser el caso, pero por las dudas lo señalo.