
Gracias Gabriel por la retroalimentación, me viene bien esa observación para tener cuidado. Tu percepción atinada, si bien mi atención sigue puesta en el acecho continuo de este roedor, pude reconocer al escribir, dar forma y “pulir” el texto compartido la presencia de otro espectro: la obsesión por la perfección para ser reconocida.
Esto me hace reflexionar que el acecho de los espectros “debiera” ser casi como una práctica diaria de limpieza de nuestra manifestación como humanos; e incluso que la manifestación literaria o todo tipo de expresión creativa, necesita “limpiarse” de los espectros que también quieren salir a escena y que danzan todo el tiempo alrededor de nosotros.
Gracias Gabriel por acompañar y dar luz a lo que se oculta a nuestros ojos, ¡gracias!