
La meditación de Hierocles es en cierto modo más sencilla de lo que tú alcanzaste a pensar; se extiende en círculos sincrónicos, es decir, considera en este momento círculos de proximidad y distancia a lo largo y ancho del espacio, pero no involucra los círculos temporales, las generaciones pasadas, como tú has hecho con sensibilidad y perspicacia. Lo que has entrevisto es una de las ideas fundamentales del budismo: pratityasamutpada (así de largo y complicado en sánscrito), la doctrina del surgimiento en dependencia de condiciones, es decir, que nada de lo que surge lo hace con independencia de lo demás, sino que todo está entretejido y no existen entes, eventos o fenómenos separados. El maestro Thich Naht Hahn, fallecido hace relativamente poco, le llamaba a esto “interser” y es, me parece, lo que has percibido con suma agudeza en tu texto. Me alegra enormemente que algo más modesto, como la meditación de Hierocles, te inspirara a elevarte a esta clase de consideraciones. Incorporar esto en nuestra vida supone un salto importantísimo.
Soy yo el agradecido, Rosalinda. Ha sido un gusto acompañarte y también te agradezco por el generoso comentario que has dejado sobre el curso (ya está publicado). Sigo por aquí, aun cuando el curso haya terminado. Un abrazo afectuoso.