
Lo primero que no puedo dejar de destacar es la calidad literaria del texto, el ingenio con que has escrito este diálogo polifónico, la agudeza de las observaciones. Me parece que has vislumbrado un abanico bastante amplio de espectros, cada uno con su papel, su lugar. Lo que hiciste me recuerda un poco una técnica psicoterapéutica de enorme eficacia, que se puede hacer a solas, a modo de autoterapia, y que yo mismo empleo en mis sesiones de terapia, a veces. La técnia se conoce como IFS (Inner Family System) y un gran libro sobre esto es Self-Therapy: A Step-By-Step Guide to Creating Wholeness and Healing Your Inner Child Using IFS, de Jay Earley.
Pasemos ahora el texto. Algo que me llama la atención es que el miedo presida la asamblea. Por supuesto, intuyes que, debajo de todos los espectros, como te preguntasal final, eventualmente se esconde un miedo. Y creo que es una hipótesis certera, que vale, no solo para ti, sino en general para los espectros de cualquier persona. Pero el carácter huidizo, esquivo, ese “esconderse” que tú mismo señalas es parte fundamental del modo de operar del miedo. Y por eso no estoy seguro de que el miedo, en su personificación, pudiera estar AL FRENTE de una asamblea, y mostrándose enérgico, casi colérico, cuando su manera de funcionar es en general sumamente sutil. Y eso es parte del problema con el miedo, más que con otros afectos o espectros, que su carácter proyectivo nos pasa mucho más inadvertido. ¿Cómo sorprender al miedo? Es un poco como sucede con el viento: nos puedes verlo, pero puedes ver sus efectos, el follaje de un árbol meciéndose, la ropa tendida que se mueve, etc. El miedo tiene algunos efectos reconocibles; uno de ellos es el pesimismo y esto por un motivo de una lógica incontestable: el miedo entraña la noción de un mal por venir y, si vivimos con miedo, entonces vivimos abrigando, consciente o inconscientemente, la idea de que sobrevendrán males. De aquí al pesimismo no hay casi distancia. Por lo mismo, por empañar el futuro, el miedo quita alegría, porque la alegría tiene que ver, como un poco surgió en el trabajo de la semana 1, con un aprecio del momento presente y si el futuro lo está empañando, ese gozo se disipa. Por último, el miedo empobrece la experiencia, porque nos cierra a ella. Hay un texto de Stephan Zweig que, si mal no recuerdo, se llama Miedo y es de una mujer que le pone el cuerno al marido y que, por temor a ser descubierta, reduce más y más su campo de experiencia, cuando había sido una persona desenvuelta. Es un gran trabajo en relación al miedo.
Ahora, en relación a la hipótesis de que el miedo puede estar debajo de todo, creo que sería interesante que lo exploraras. Yo te ayudaré con algunos ejemplos tomados de tu texto.
Impaciencia: miedo a que no se realicen las cosas (es el envés de la avidez de hacer cosas, pues miedo y avidez/ansiedad son dos caras de la misma moneda). ¿Y qué pasa si no se hacen las cosas? ¿Qué se abre en ese eventual no hacer? ¿Cuál es el miedo que hay debajo de todo esto? Obsérvalo.
Aprobación: miedo a no ser aprobado, miedo al rechazo. ¿De quién o quiénes? ¿Mujere y hombres indistintamente? ¿Figuras de autoridad? ¿Y rechazo a qué rasgos o cualidades?
Explora de este modo todo lo que has escrito. Creo que puedes tener algunas revelaciones importantes.
Felicitaciones por el muy buen trabajo.