
No te hice caso, David, y leí el texto completo.
Me parece muy interesante el arco de los cinco días, el proceso que va de sentir cierta perplejidad ante el hecho de tener que estar frente a la ventana y las preguntas sobre los otros y los pudores ante la posibilidad de ser visto, para desembocar al final en el hallazgo final de la soledad como un espacio libérrimo, como la posibilidad de una intimidad libre de miedos. En medio surge el tema de la noche como contrapunto a la productividad del día y sus afanes. Me haces recordar a mí mismo, cuando era joven y amaba la noche, y al siglo XIX, a sus cuentos y poemas con criaturas nocturnas, a la crítica romántica contra la razón ilustrada del siglo XVIII. La noche y su enigma, la noche y sus espectros, la noche y su encanto indecible. Como si hubieras pasado de la vigilia del afuera a la vigilia del adentro en cinco noches. Me encantó tu texto, sus muchas preguntas, sus atisbos, sus observaciones. Bravo.