
Tomaste una decisión interesante y riesgosa: en lugar de valerte de la analogía de las estaciones de la vida y describir tu vida, dividida de este modo, te quedaste en la literalidad y humanizaste, por así decir, la naturaleza. Tienes una capacidad descriptiva fabulosa, porque no es sencillo describir las variaciones de la naturaleza como lo has hecho. Hay algunas “humanizaciones” hermosas: “Lucían comoo dotados de una sabiduría silenciosa” (otoño), “La vida del lugar se tornó más lenta, meditabunda” (invierno). Digo que la decisión que tomaste es riesgosa, porque no es fácil referir una vida humana a través de los ciclos de la naturaleza y se corre el riesgo de que todo se vuelva demasiado abstracto, cosa que en cierto modo sucede, pues el lector no puede saber demasiado de cómo fueron tu infancia y adolescencia o tu juventud, como serán tu madurez y vejez, salvo en sus determinaciones más generales. Pero creo que el riesgo valió la pena por la belleza con que has descrito las cuatro estaciones del Lugar y por la idea misma de lugar, que me recuerda a la idea budista de que cada cosa, cada ente, no es algo separado de lo demás, sino, al contrario, el punto de encuentro de condiciones siempre mudables; es decir, que no hay una sustancia, un yo, sino un plexo de condiciones que se encuentran y tú le llamas a ese plexo el Lugar.
Te felicito una vez más por tu gran capacidad literaria y el por el modo original como abordaste este último ejercicio.
Ha sido un placer acompañarte en este curso. Si te interesa tomar algún otro, eres muy bienvenido. El de estoicismo también pone en juego la escritura y mi lectura y retroalimentación.
Quisiera pedirte que, si te gustó el curso, pudieras dejar un comentario (review), refiriendo brevemente tu experiencia. Al final de material se dice cómo hacerlo.
Te envío un afectuoso saludo y sigo a las órdenes en lo que pueda apoyarte.