
Es muy cierto lo que comentas, Daniel, sobre la perversión del sistema y la proliferación de adicciones que eso genera. Pero la enfermedad es en último caso la misma de siempre: la ilusión de estar separados, incompletos y, por lo tanto, solos. De no existir esta ilusión en un nivel muy fundamental y, por lo mismo, difícil de captar en cuanto ilusión, ninguna de las estrategias de marketing o las perversiones del sistema lograría arrancarnos de esa raíz inconmovible, de la plenitud de sabernos indisolublemente unidos y no separados. Pero sin duda es más difícil ahora, con tanta sobreestimulación. Aun así, siempre depende en último caso de nosotros caer o no en las redes de los deseos vanos.
Es importante que hayas identificado a cuál de estos deseos eres susceptible y qué estrategia encuentras más útil. Puede ser un buen complemento que intentes desmontar los bienes supuestos de ese reconocimiento/aprobación por parte de terceros.
Gracias por compartir tus ideas en el foro. Te envío un abrazo a la distancia.