- Este debate tiene 1 respuesta, 2 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 2 años, 9 meses por
Gabriel Schutz.
-
AutorEntradas
-
febrero 23, 2021 a las 2:06 pm #15191
diegorssanchez
ParticipanteYa había hablado de mi papá en un ensayo anterior, pero creo que esta tarea cae como anillo al dedo de lo que pensaba estos días sobre él.
Vuelvo a su vida de niño. Él no conoció el amor de madre porque al nacer ella falleció. No me imagino lo desgarrador de esta historia. No sé qué problema de salud tuvo mi abuela materna, pero seguro ha debido tener un gran dolor en su corazón cuando supo que no iba ver crecer a su pequeño recién nacido.
Ya desde pequeño, no solo se vio despojado del amor materno, sino también del amor paterno, mi abuelo decidió formar una nueva familia y le entregó a su cuñada la responsabilidad de cuidar de mi papá.
También mi papá se vio despojado del amor de hermana, que siendo mayor, fue a parar a la casa de la otra hermana de su mamá. Entonces ambos hijos huérfanos crecieron separados y solo supe que mi tía se fue a Argentina muy joven y no se supo nada de ella hasta 40 años después.
Mi papá tuvo que salir de su pueblo a la ciudad a muy temprana edad, a trabajar de lo que pudiera y seguir estudiando.
Ya de adulto, y casado con mi mamá, consiguió un trabajo de asalariado, pero hubo una crisis en mi país y recuerdo que dejó de trabajar ahí. Entonces tuvo que buscar hacer negocios con venta de artículos y ropa. Recuerdo que iba a Chile para traer algunas sábanas para que mi mamá le ayudará a vender. Luego de unos años regresó al trabajo que perdió hace unos años. Quizá por todo esto él siempre nos recalca que perder un trabajo es lo peor que pueda pasarle a un padre de familia. Él siempre nos aconseja que cuidemos el trabajo cueste lo que cueste. A veces discutimos sobre la manera en la que hoy en día una persona puede generar ingresas, para él siempre va a ser seguro y estable ser asalariado.
Quizás también por su falta de amor de madre, de padre y de hermana, él siempre fue frío hacia nosotros. Recuerdo una vez de niño que intenté darle un beso en la mejilla cuando me tenía en brazos y me esquivó diciendo: “los hombrecitos no besan”. Es de los pocos episodios de mi pequeña infancia que recuerdo y que tal vez a marcado la manera en que lo vi a mi papá desde niño, siempre con demasiado respeto, con temor, distante. Ahora nuestra relación es mucho más cercana claro, pero me cuesta decirle que lo quiero y que lo respeto.
Yo siento que hay mucha lucha en la vida de mi papá, lucha por salir adelante a pesar de la adversidad. Siento en sus ojos de anciano una profunda tristeza porque hay cosas que no logró hacer en su juventud ni en su vida adulta. No logró terminar una carrera técnica, no logró hacer las pases con su papá, no conoció un amor verdadero de madre.
Yo puedo reconocerme en su mirada, cuando miro atrás y también me reprocho cosas que no pude hacer en su momento. No pude emprender un trabajo propio, no pude tener hijos… Pero si conocí el amor de madre, de padre y de hermanos, aunque es verdad que me cuesta decirles que los amo porque siento que siento vergüenza infantil, esa que me hace recuerdo a cuando mi papá me dijo “que besar no es de hombrecitos”.
Por otro lado también recuerdo las conversaciones que tuvimos en la mesa toda la familia y siempre salía a relucir la tremenda honestidad y sentido de justicia que tenía mi papá. A veces le reprochábamos que era más justo y “bueno” con las personas de afuera que con nosotros mismos. A veces creo que he heredado muy bien esa posición de ecuanimidad e intentar ser justos en una situación que a veces puedo pecar de muy tibio y de no defender a mi familia frente a una situación porque veo con neutralidad el desencademaniento de sucesos.
En fin, veo que en la vida de mi papá las cosas sucedieron con una dureza al principio de su vida y ahora es alguien mucho más sensible. Extrañamente me veo a mí mismo al revés, con una sensibilidad y demasiada susceptibilidad en mi infancia y juventud y ahora me reprocho la frialdad con la que a veces actúo. Me pregunto si cuando envejezca volverá a mí esa sensibilidad y susceptibilidad.
febrero 26, 2021 a las 10:22 am #15205Gabriel Schutz
Superadministrador¿Cómo amar si uno no ha sido amado? Y aun así, a veces el amor se abre camino a su manera. Todo esto que sabes y dices de tu papá es en cierto modo también lo que te ha tocado a ti; no el desamor, no la orfandad, pero sí el haber sido depositario de ciertas ideas sobre lo que es ser hombre, ser padre, sobre qué tipo de trabajo conviene tener y por qué. En la medida en que puedas ver que no tienes por qué aceptar NECESARIAMENTE nada de esto, serás indudablemente más libre. Desde luego, refrendar o no estas posiciones es un asunto que depende de tu propia deliberación contigo mismo.
La plenitud no está, no puede estar en abstenerse de sentir o en intentar sofocar los sentimientos. Estas ideas sobre los hombres, que fueron tan nocivas para los varones de tantas generaciones, los/nos han menoscabado. No se trata, por supuesto, de ponerse sentimentales de manera desaforada, pero sí de contactar con las emociones y atreverse a sentirlas, a elaborarlas y eventualmente, así, a trascender aquellas que están alojadas en lo profundo, porque han dolido y la estrategia ha sido separarse de ellas. Se me ocurre que esta frialdad que mencionas hacia el final quizá tenga que ver con eso. Es decir, la susceptibilidad que evocas en relación a tu infancia, el miedo a tu padre, el dolor de las cosas que experimentaste fue lo que te hizo volverte más frío, a fuerza de sofocar aquellas emociones. Sin embargo, no se trata de volverse otra vez susceptible, o de esperar que los años traigan de suyo los viejos afectos, sino de, aquí y ahora, trabajar para desbloquear esa frialdad, esas defensas, esa resistencia a sentir (porque inconscientemente sabes que hay dolor allí “abajo”) y poder elaborar ese dolor, de modo de dejarlo atrás y pasar a estar abierto, en lugar de cerrado.
-
AutorEntradas
Debes estar registrado para responder a este debate. Login here