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  • #14567
    Jairo Vladimir
    Participante

    ¿Ves la luz dorada del sol entrar por tus ventanas y cubrir con una delicada capa ígnea tu suelo? Y si por un momento asomas por esas mismas ventanas y miras hacia arriba, ¿ves el azul pálido del cielo, en donde se presentan algunas nubes y se anuncian ya cercanas las heladas? Y ves también las plantas de los patios vecinos y en uno de ellos un conjunto de claveles que se yerguen como un coro sinfónico entonando la música del silencio; y ves todo esto por última vez.
    Hoy tu vida acaba, y con ésta todos los deleites y dolores que alguna vez experimentaste, los que alguna vez habrías podido llegar a experimentar. Es tu último viernes, día que en algún momento importante de tu vida significó libertad, diversión, descubrimiento, oscuridad, tantas cosas (y tan disímiles) que no cabe intentar agotar aquí, pero que desde hace unos cuantos meses vives más o menos igual, en la reclusión de tu casa, y que se asemeja mucho a cualquier otro día de la semana. ¿Pero en serio lo sufrirás ahora? ¿Desperdiciarás así tu último viernes? No, no lo harás. Y no porque vayas a hacer lo que antaño hacías, sino porque el mero hecho de estar respirando en un día así lo hace excepcionalmente único y maravilloso. ¡Abraza la novedad y la caducidad de este día! Estarás en casa, ¿y qué? Estarás rodeado de los tuyos, y más nada puedes pedir. ¿Te arrebata la aprehensión de hacer lo que consideras debes hacer, y la mala conciencia de no haberlo hecho? ¿Pero en serio cedes a eso? ¿No te das cuenta que tus “deberes” eran sólo puntos imaginarios en el amplio camino y que ahora llegas a la verdadera meta, la irrenunciable, de la que no hay marcha atrás? Y no te creas que te irás incompleto, pues no será así a menos que te vayas añorando el pasado y temiendo lo futuro; pero si te vas a sabiendas de que de nada careces, que eres completo ahora mismo, podrás irte en paz. Así que no te atormentes pensando en lo que no fuiste, pues la única cuestión que importa, la más esencial, es esta: ahora mismo, ¿reconoces y abrazas el que eres? ¿Aceptas tu ser y tu hado, que te ha sido dado por un orden superior que el que tú podrías llegar a establecer? Si lo aceptas, sabe que tu vida no ha sido en vano, y que en una sola sintonía estás con el principio que rige el cosmos. Y por último acepta y verás cómo en tus últimas horas serás más amable y amoroso con los tuyos. Nada más puedes pedir.

    #14576
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Magnífico texto, magnífico ejercicio. Si uno pudiera concebir cada día, cada instante, con este aprecio del tiempo, con esta sensibilidad estética, con este amor por lo que es y toca (Amor fati), con esta humildad ante el vasto universo, ¿qué más se podría pedir?

    Te felicito de todo corazón, Jairo, es un texto hermoso y una excelente expresión del ejercicio que se procura en esta parte del curso.

    #14577
    Jairo Vladimir
    Participante

    ¡Muchas gracias por tus palabras, estimado Gabriel! Sin duda, esa parte del curso en que estuve realizando estos ejercicios me brindó momentos reveladores y oportunidades increíbles de abrazar, en su esplendor y maravilla, lo que suele pasar por más trivial e insignificante, y solazarme en lo precioso de la presencia de esos momentos. ¡Gracias!

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