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Rosiris Sofuá.
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febrero 7, 2021 a las 9:06 pm #15160
Rosiris Sofuá
ParticipanteARREBATO DEL DISTANCIAMIENTO
Mi trabajo requiere de una organización externa e interna: la agenda de la consulta y mi mente, cada hora asignada, el tiempo previsto para preparar el almuerzo, comer en familia, responder algunos mensajes a amigos y retomar el turno vespertino… así cada día. En mi mente el cumplimiento irrestricto para cada actividad y cada rol asumido.
Hasta el mes de diciembre del año pasado, 2020, la agenda creada por mí, asumida, también fue sobre estimada por mí, sobre cargada por mí… y va más allá de lo financiero, hay personas que tienen honorarios reducidos y otros son exonerados, así como están los que casi que cancelan por varios…
Me he detenido a pensar que busco con este poco tiempo que me doy… en realidad, en lo profundo, esta dinámica lo que representa es mi tendencia a ocultarme tras el intelecto, tras el raciocinio, mirar en el otro, analizar al otro, escuchar al otro… siempre dispuesta para el otro, con honestidad y mucho amor.
Mis tres horas de análisis personal representan el único espacio que me dedico y allí rescato el inicio de esta historia… marzo de 2020: llamado al confinamiento, pandemia…
El distanciamiento causó que me distanciara también de mí.
Me distancié para ocultar el temor que me generó la nueva normalidad…
Me distancié para no llorar la soledad…
Me distancié y me he visto con las secuelas del arrebato en mi salud y bienestar.
Me detuve…
Momento de tomar el tiempo con calidez, con conciencia, construyo mi farmacia de antídotos, los beneficios que ha tenido esta situación…
Pasé la tormenta, estuve en el abismo, cerré el 2020 con un regalo de la vida y del amor. Mirarme y saberme frágil, no era necesaria la pandemia para reconocerlo, pero así sucedió. Siempre dando a manos llenas, encubriendo mis propias necesidades en todos los sentidos, sin pedir, sin recibir y terminé recibiendo de todos los espacios.
Me detuve…
Miré a los ojos y miré los míos.
Escuché a los otros y logré escucharme
Respiré y quise tener tiempo para seguir respirando
Comprendí la pasión por lo que hago desde otra perspectiva, desde un lugar que parte de la autoconservación.
Ajusté horarios, revaloricé mi trabajo…
Mi farmacia de antídotos me llevó a la fidelidad a mis principios, la sencillez de mis días, la valentía y la determinación, la sabiduría, el conocimiento y la compasión.
Todas repotenciadas…
Todas en conciencia y con plena lucidez…
Definitivamente todo está cambiando todo el tiempo, incluso mi agenda que ahora es flexible.
Vivo el confinamiento en libertad…
Ya no me arrebata el distanciamiento porque me descubro cerca de mis afectos, cerca de mis amigos, cerca de mis pacientes, cerca de mí…febrero 9, 2021 a las 10:29 am #15167Gabriel Schutz
SuperadministradorMuy buen punto, Rosiris. Lo siento cercano, pues yo también dedico muchas horas a das consulta, a escuchar, etcétera, y eso es indudablemente satisfactorio en muchos sentidos pero encubre, eventualmente, ciertas trampas. Hay en tu texto la sugerencia de una idea que es fundamental, una especie de dialéctica, o mejor, de paradoja, entre vulnerabilidad e invulnerabilidad: sólo un corazón totalmente abierto es invulnerable, es preciso entregarse completamente a la vulnerabilidad, en lugar de eludirla o cerrarse. Y para esto, bien dices, hay que darse el tiempo, el espacio, saltar al vacío. Como decía C. G. Jung: ¿qué te sostiene cuando nada te sostiene?
febrero 16, 2021 a las 8:37 pm #15178Rosiris Sofuá
ParticipanteGracias Gabriel.
Así es, una paradoja… Cuando nada me sostiene, es solo una percepción, porque me sostienen las vivencias y junto a ellas las personas, la experiencia…entre vulnerabilidad e invulnerabilidad, así transcurre la vida.Un abrazo.
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