fbpx
Viendo 2 entradas - de la 1 a la 2 (de un total de 2)
  • Autor
    Entradas
  • #15561

    Tuve la fortuna de tener una infancia feliz
    llegué con unos padres que me amaron
    mi corazón, cuerpo y mente cuidaron
    crecí entre pequeñas alegrías de tardes de primavera,
    que sostuvieron mis pasos que nunca tenían prisa.

    El tiempo no es problema para una niña que ríe
    juega, sueña, canta, platica, baila,
    los segundos no pasan para los que tienen calma
    de repente todo cambió, crecí
    una adolescente solitaria me volví
    ahora leer y escribir fue la manera que aprendí
    para estar aquí.

    Cuando iba en preparatoria quería ser maestra,
    pensando lo que enseñaría, estudié filosofía.
    En el camino cambié, ya no quise enseñar
    me sedujo el arte, así que estudie estética sin parar
    porque en Bellas Artes quería trabajar
    y un día así fue. Dos homenajes nacionales
    de dos icónicos pintores, fueron mis exposiciones antes que me corrieran con todo y policía.

    En mi caja empaque mi tristeza,
    desde secundaria bailo con ella,
    le cuento a las hojas mis problemas,
    el estrés me tiene inquieta,
    mi mente enferma a mi cuerpo,
    que día a día lucha contra ella.

    Hace años que no duermo bien,
    quién duerme conmigo se queja también,
    cometo errores, pero hago lo que puedo
    en un mundo que me anuncia
    que no bastan los sueños

    Mucha gente me habla,
    pero poca me conoce,
    tengo el alma rota
    y no quiero repararla.
    Aprendí a observar sin juicios
    y a reír cuando estoy triste.

    Hace mucho que no sé para dónde voy,
    hace tiempo dejé de hacer planes,
    me corté las alas y sin vuelo no hay arribo.
    Hoy camino igual sin sentido,
    entonces no importa el camino.
    Solo me quedan mis botas
    y el recuerdo de dónde vengo.

    Me crie con mis hermanos y con mis primos,
    Jugando siempre juntos, quemados, resorte
    o escondidas. Corríamos en la calle de tierra
    que desprendía el mejor olor cuando llovía,
    caímos de la bicicleta y también de la patineta
    jugamos en el parque, en el patio o en las escaleras
    descubrimos el alcohol, el cigarro y la noche
    siempre juntos, hicimos todo…
    galletas de nata, fiestas que morían con el sol
    conciertos, paseos al monte a la playa y rezos también.

    Quizá por eso me duele tanto la despedida que no di,
    por dejar de hablar por adelantado,
    por pensar que estaríamos siempre
    y no, la muerte rompió mi alegría,
    se llevó a alguien que yo amaba y no pude llorarla,
    cómo oso en mi guarida he llevado mi duelo y mi despedida.

    El exilio es mi castigo por tener miedo
    y dar voz a quien no podrá entender
    el amor de hermanos que creció conmigo.
    A veces quisiera estar donde ha sido mi lugar más tranquilo
    mi habitación con paredes verdes, mi cama caliente y cómoda,
    mis libros, mi escritorio y una gran ventana estallando de luz de verano.

    Quiero sentarme en esa mesa grande y que salga mi tía con los platos se sopa que arde,
    mi papá contento la recibe
    come rodeado de los cuatro,
    platica con nosotros y de todo se pone al tanto

    Después de unos minutos de haber comenzado,
    se sientan mis abuelos que con sus pasos lentos no llegan a tiempo,
    mi papá bromea con ellos,
    mi tía y mi mamá no dejan que falte nada en la mesa, el pan, las tortillas, el agua, las salsas,
    al traer el guisado mi mamá se sienta y mi tía queda atenta.

    Reímos, gozamos, no imaginamos que en 20 años
    Estaríamos separados, aislados y temblando.
    Un día se fue mi papá a otra mesa,
    mi mamá se quedó con la casa desierta.
    Con el alma quebrada y un tanto perurbada nos siguió educando,hasta que, sin más, se entregó a nuestro cuidado.

    Otro día se levantó, volvió al ruedo,
    trabajó, estudió, creció,
    su cuerpo de coraje tembló,
    pero con fuerza arregló su motor
    y día a día nos llenó de amor.

    Disimulo la tristeza que me da no pisar tierra firme,
    de que hoy solo sepa pensar idioteces
    desperdiciando el talento en mis huidas.
    Quiero volver a despertar con el sol en la ventana,que mi mamá abría y me deslumbraba
    quiero volver a cuando me ponía con mi hermano
    a jazzear, con el otro a cantar o con mi hermana a platicar.

    Quiero volver a limpiar la casa con mis hermanos para adornar de Navidad
    escuchando la música que le gustaba a mi mamá.
    Quiero ir con mis primos al café La Selva, a Beber Factory y a la Paz 32,
    llegar a La Salle temprano a mi taller de arte,
    luego a la clase de medieval y con filosofía moderna terminar.

    Quiero quedarme allí, quiero volver a tomar cervezas frente a la escuela,
    a usar huaraches y pantalones rotos,
    caminar con mi mejor amiga en la plaza de Morelia,quiero volver a ese viaje donde fui feliz, por poder ser yo.

    No sé dónde voy
    el suelo es siempre pantanoso
    el miedo no me deja estar en paz
    ni tener serenidad.
    La prisa por tenerlo todo ha cegado
    mi mirada, al grado de no saber disfrutar lo que si tengo.

    Tengo dos hijos hermosos y me da miedo que enfermen
    que les pase algo malo o a mí y ya no pueda estar con ellos,
    lo mismo con mis padres y mis hermanos. Mientras los días
    me consumen, estando aquí no se vivir hoy.

    Quiero volver al instante donde no temía,
    en ese qué daba igual si vivía o moría,
    en ese dónde una bajada en bicicleta hacía que
    el corazón latiera, mi cara rompía el aire
    y la sonrisa me envolvía.

    Quiero volver a cuando trabajaba en un museo,
    cuando caminando de prisa del metro Allende
    me recibía esa majestuosa escalera que en su belleza me perdía
    quiero volver a oler los lienzos, a escuchar los pasos en la duela
    a los niños haciendo preguntas y asombrados por lo que veían.

    Ya no queda nada aquí
    no hay más de eso, no hay confianza,
    no hay alegría, no hay palabras,
    que nombren el otoño denso
    que con su lluvia ácida moja mi esperanza.

    #15562
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Qué fuerte este texto, qué nostálgico. Recuerdo que tiempo atrás me escribiste preguntándome sobre el miedo y aquí aparece con una fuerza arrolladora. Hay algo difícil de identificar con el miedo, un problema estilo huevo-gallina. De un lado, el miedo nos compele a huir, pero de otro lado, el huir mismo es YA el miedo actuando. Digo esto porque en toda esta nostalgia, este poderoso deseo de regresar allí adonde fuiste feliz o crees haberlo sido, lo que hay es una huida. ¿Cómo poder habitar, morar en lo que te toca ahora si estás de antemano en otro “sitio”, en otro tiempo?

    Mencionas aquí algunos episodios desoladores: el desmembramiento de la familia, la muerte de seres queridos. ¿Cuándo aquella felicidad, real o idealizada, se vio interrumpida y por qué? ¿Hubo eventos asociados a esto? ¿Son estos eventos desoladores? Si es el caso, da la impresión de que no los has terminado de elaborar, de que esos eventos no han sido INTEGRADOS a tu vida, de modo que la disocian entre un antes, al que quisieras regresar, y un después, del que huyes. Si esto tiene sentido, es importante que busques el modo de hacerlo, sola, o quizá mejor, acompañada por alguien competente. Por supuesto, estoy enteramente a las órdenes, de manera epistolar o presencial.

    Te agradezco mucho tu participación en este taller, hiciste un muy buen trabajo y para mí fue muy grato poder leerte y acompañarte. Ya publiqué también tu reseña, gracias por dejarla.

    ¿Cuál es el texto que no leí o que no respondí? Yo leo y respondo a todos los textos, y si hubo alguno que no respondí es porque no me llegó la notificación. Fíjate, por favor, si está en el foro e indícame cuál es para poder leerlo y escribirte.

    Creo que el curso de filosofía estoica aplicada puede ayudarte también con el asunto del miedo.

Viendo 2 entradas - de la 1 a la 2 (de un total de 2)

Debes estar registrado para responder a este debate. Login here