Buscar una uva pasa… una sola, ¡con lo que me gusta!, es la primera vez que le dedico todos mis sentidos… siempre son varias las que van a mi paladar y desprenden sus jugos, poco tiempo en mis manos, escucharla nunca, apenas las olía. Todo pasó por mi mente en cuestión de segundos…
Cerré los ojos y Escuchaba la guía…
Al tacto: la textura, como la piel arrugadita de mi abuela… suave como la piel de un bebé… delicada como un pétalo de rosa…
El peso casi imperceptible… no se si será el peso o es no tenerla en la palma de mi mano.
Acercarla al olfato… es un olor a dulce muy particular… recuerdo el olor de mi madre, ella sin perfume pero con su olor… tanto sabor que me ha dado comer las uvas pasas y no la había olido con atención.
Escucharla, se siente al palpar, pude escuchar sus jugos y siento como la boca se me hace agua…es una asociación directa.
Tenerla en la boca… allí fue un encuentro intimo… y descubro que siempre estuvo activado el sabor… la memoria de la uva pasa… morderla causó un despliegue de sabores que nunca antes había tenido, esta uva pasa tuvo un sabor prodigioso…
Descubro con este ejercicio el sabor de la atención…
Es estar atento de la Uva Pasa y estar atenta de mi…