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  • #13883

    Evaluación vespertina. Me siento satisfecha y entusiasmada.
    La diligencia y la obsesión fluyen en una misma corriente. La frontera entre ellas es fina. La diligencia y la paciencia parecen utilizar energías opuestas; sin embargo, descubro que mi bien está en aplicar paciencia a mi diligencia y viceversa. Estoy lista para actuar, pero atenta a darme a mí misma, y a todo proceso, el reposo requerido.
    Cuando me centro a resolver algo incierto o que me preocupa, dada mi tendencia a ser obsesiva, me es difícil enfocarme en otra cosa. No es raro que aparezca la angustia y el parloteo mental. Cuando esto último ocurre, hay menos lucidez, me impone presión a mí y muy posiblemente a los demás. Por lo tanto, lo necesario es, diligentemente, cambiar de enfoque, atender otra cosa o simplemente, distraerme, alejarme del asunto. Aun antes de leer un comentario que menciona, justamente, el reposo, decidí que el día de hoy sería de descanso. Aunque es domingo, hoy fue un día más sin noticias del señor a quien contacté. He decidido no llamarle yo sino esperar a que lo haga él (si acaso).
    Muy probablemente opte por no trabajar con él. Hoy recibí una llamada de otra persona que me conectará con un interesado. Una situación preferida que no depende de mí, no hice nada para que llegara pero que me recordó que las posibilidades son amplias. Por lo pronto, espero a que sea mañana para prepararme mediante la anticipación.

    #13929
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Es interesante, no había considerado el posible parentesco entre diligencia y obsesión, aunque es cierto que la línea es delgada. Pero en la diligencia hay una cierta mansedumbre o gentileza, mientras que la obsesión es áspera, obcecada. Yo puedo desarrollar una actividad diligentemente, con esmero, sin que eso me sumerja en una “percepción túnel”, donde no hay nada más. Lo has observado muy bien, con total agudeza: el modo de salir de la “percepción túnel” es, precisamente, desatender por un momento el asunto, “levantar la cabeza”, ver, como muy bien dices, “que las posibilidades son amplias”, que hay horizonte más allá del estrecho objetivo a que compele la obsesión, reposar. Hiciste un fino trabajo de discernimiento entre estos dos “falsos amigos”, diligencia y obsesión, y esto es muy valioso, porque también revela cómo un pensamiento claro puede ayudar de manera consistente a que la mente se mantenga libre de trampas o perturbaciones.

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