Evaluación vespertina. Me siento satisfecha y entusiasmada.
La diligencia y la obsesión fluyen en una misma corriente. La frontera entre ellas es fina. La diligencia y la paciencia parecen utilizar energías opuestas; sin embargo, descubro que mi bien está en aplicar paciencia a mi diligencia y viceversa. Estoy lista para actuar, pero atenta a darme a mí misma, y a todo proceso, el reposo requerido.
Cuando me centro a resolver algo incierto o que me preocupa, dada mi tendencia a ser obsesiva, me es difícil enfocarme en otra cosa. No es raro que aparezca la angustia y el parloteo mental. Cuando esto último ocurre, hay menos lucidez, me impone presión a mí y muy posiblemente a los demás. Por lo tanto, lo necesario es, diligentemente, cambiar de enfoque, atender otra cosa o simplemente, distraerme, alejarme del asunto. Aun antes de leer un comentario que menciona, justamente, el reposo, decidí que el día de hoy sería de descanso. Aunque es domingo, hoy fue un día más sin noticias del señor a quien contacté. He decidido no llamarle yo sino esperar a que lo haga él (si acaso).
Muy probablemente opte por no trabajar con él. Hoy recibí una llamada de otra persona que me conectará con un interesado. Una situación preferida que no depende de mí, no hice nada para que llegara pero que me recordó que las posibilidades son amplias. Por lo pronto, espero a que sea mañana para prepararme mediante la anticipación.