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  • #11480
    AngelaEstrada
    Participante

    Hola
    Anticipación
    Enfrentar la muerte como si ésta se encontrara ya próxima a ocurrir sería un buen ejercicio del paso a la finitud que somos al nacer, dar paso a la muerte con la que acompañamos la vida. Lo que me gustaría es estar en ese momento en paz conmigo y con la gente que más amo como lo estoy ahora, es decir como coloquialmente se dice ir ligera de equipaje.

    No haría nada especial (además tal vez no tendría oportunidad), o porque implicaría proponerse hacer lo que no se hice con tiempo y esto sería apresurado, mejor disfrutar el tiempo. En relación a lo que me gustaría es ver al final, si es posible a mis hijos y mi marido, además de un paisaje hermoso con bosque y el cielo azul con las nubes en danza como lo he visto muchas veces,con la música que me gusta y canto de aves.

    En cuanto a La ganancia: Aunque no pienso en la muerte, es decir no la deseo ahora, porque a pesar de los pesares la vida me parece muy bella; no obstante puede ocurrir en cualquier momento y planteada de manera hipotética en este ejercicio la ganancia de morir la orientaría fundamentalmente hacia la posibilidad de liberación y descanso de los dolores, principalmente los corporales porque son mucho más y variados, Además que de ellos me cuesta más trabajo hacer abstracción que los emocionales.

    De hecho, ya estoy teniendo esa ganancia en la misma vida porque he sobrevivido al tiempo de los pronósticos de sobrevivencia que medicamente se tenían en mi caso. He comentado con la gente más querida que “si la vida fuese un banquete, yo me encuentro ya en el postre, el platillo principal ya lo disfruté”. Puesto que, como ocurre en la vida, no todos los días hay opción a postre, ya estoy viviendo en la ganancia.

    Otra ganancia es librarme de todas las tareas y cosas que no me da ningún placer realizarlas, o el encuentro con gente y situaciones desagradables.
    2)La perdida por el contrario, sería privarme de las vivencias y experiencias que desearía vivir con la gente que amo. Perderme la experiencia de ver a mis hijos realizando su vida como la deseen o lo más cercano a ello, o simplemente en el camino del intento de la realización de sus sueños.

    En cuanto a la perdida: No me imagino qué perdería porque ya todo sería supuesto de si viviera, y pro-yecto y no tiene caso especular. Además lo que deseo es vivir y estar lista para morir en paz. Lo ganado es absolutamente personal y valioso, propio porque implica la conciencia de que en vida hacemos ejercicio de la responsabilidad y la libertad (siempre inacabadas y relativas)

    Gracias por leerme y retroalimentarme, saludos
    Ángela

    • Este debate fue modificado hace 3 años, 4 meses por AngelaEstrada.
    #11484
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Quizá te enfocaste demasiado en el asunto de las ganancias y las pérdidas, cuando lo más importante aquí era concebir -y no en términos hipotéticos, como algo futuro que llegará quién sabe cuándo, sino como algo inmediato, que sucederá hoy-, la propia muerte, escribiendo sobre ello en presente: hoy es mi último día de vida.

    Ayer, en un taller de escritura que doy los sábados (presencial), una alumna llevó un texto impactante. El texto comienza diciendo, de manera ambigua, que una voz le ha dado por fin la llave para liberarse de un hastío que la ha perseguido incansablemente a lo largo de su vida. Cuenta, entonces, cómo se despide alegremente de la oficina donde trabaja, dando a entender que ya no será necesario regresar. Da la impresión de que alguien sumamente generoso la ha invitado a mudarse; el título que ella le puso al texto (“El comienzo de un dulce romance”) hace pensar en un hombre que la acogerá en su hogar. Toda la vida súbitamente se muestra ligera, todo lo que pesa es visto como por última vez, el último autobús, los últimos edificios grises, y al mismo tiempo, esa última vez hace parecer las cosas prístinas, como si, al contrario, fueran vistas por primera vez. ¿Se está yendo de la ciudad, del país? El lector no lo sabe aún…

    El texto refiere entonces que el personaje (que coincide con el narrador, pues narra en primera persona) ha tomado la decisión de suicidarse. Es brutal. No viene al caso que te cuente cómo sigue (aunque es un gran texto), pero lo que me impactó, entre otras muchas cosas, es que esta persona escribió sobre un episodio real de su vida y narró con enorme belleza la ligereza que sobreviene ante la perspectiva de la muerte, incluso cuando es una perspectiva tan dramática como la decisión de darse a sí mismo la muerte. Me hizo acordar, mientras ella leía, la meditación estoica sobre la muerte, porque ése es el modo de hacerla (no, claro, bajo la idea del suicidio), ése el efecto que debe producir: esa ligereza, ese desempolvamiento de los ojos, esa cualidad de ver como por última vez y así, casi, por primera vez.

    Quizá sería bueno que pudieras persistir en este ejercicio. Quizá tuviste resistencia a hacerlo de manera vívida, y eso es sumamente natural y normal; a menudo nos asalta una melancolía abrumadora cuando acometemos esta idea: hoy me voy a morir. Pero es importante poder atravesar eso, mantenerse firme y ver qué hay del otro lado. Esto es sólo una sugerencia, Ángela, pero puede, eventualmente, resultarte de provecho ir un poco más lejos.

    Sigo aquí.

    #11521
    AngelaEstrada
    Participante

    Hola Gabriel, gracias por leerme y retroalimentarme
    He vivido con lupus por más de 35 años, Ello me ha puesto en situaciones límite de mi vida muchas veces y he pensado en medio de una crisis o antes de entrar al quirófano que es probable que sea el último día de mi vida, me he despedido de mi familia verbalmente y por escrito; y la vida me ha dado otras oportunidades. Entiendo que “me tocó” vivir con esta enfermedad, porque yo no la busqué ni la elegí, ni siquiera se sabe cómo se adquiere, se sabe poco de ella y lo que todos los médicos dicen es que no existe cura. Lo que sí sé, es que es muy real y está muy presente en mi vida. Lo que yo he elegido hacer es ponerme del lado de la vida y mantener la esperanza, hacer cada día lo que está en mi posibilidad, inventarme ejercicios mentales de sobrevivencia en los peores momentos y he salido adelante. Pero sé que habrá una hasta última vez, ahí estaré con la misma actitud de siempre, en paz y sabiendo que he hecho lo que me a estado en mi posibilidad hacer.

    Gracias por leerme y retroalimentarme
    Ángela

    • Esta respuesta fue modificada hace 3 años, 4 meses por AngelaEstrada.
    #11523
    AngelaEstrada
    Participante

    Hola.
    No tuve oportunidad de corregir la última línea:

    Pero sé que habrá una última vez, ahí estaré con la misma actitud de siempre, en paz y sabiendo que he hecho lo que ha estado en mi posibilidad hacer.

    Gracias por leerme y retroalimentarme
    Ángela

    #11525
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Es cierto, Ángela, me habías comentado que tenías esta enfermedad y, sin duda, eso te pone en la situación de estar en una relación más íntima con la muerte. No lo tenía yo presente cuando te leí y no lo vi expresado en el texto que enviaste, de ahí que me pareció oportuno sugerirte lo que te dije. Pero, claro, entiendo lo que me dices ahora y aprecio que me lo hagas notar.

    Que estés bien. Sigo por aquí.

    #11528
    AngelaEstrada
    Participante

    Buen día Gabriel, entiendo el propósito del ejercicio y las resonancias que se espera provocar en la conciencia de la finitud de la propia vida. Y lo sé porque hasta los 22 años, como sucede a muchas jóvenes, la idea de mi muerte era una posibilidad muy lejana. Es una paradoja, pero a partir de que aparece en mi vida la enfermedad a esa edad temprana, inicié un lento y difícil proceso de aprecio intenso y placentero de cosas muy sencillas y elementales que antes no veía ni valoraba del todo. Parece increíble, pero la adversidad, paso a pasito me ha ido enseñando a vivir, a elegir con modestia mis prioridades y enfocarme en ellas siempre del lado de la vida y de la esperanza para juntar fuerza, voluntad, entusiasmo y pasión por la vida. Cuando estoy en crisis me alcanza sólo para viajar 3 metros para realizar las actividades básicas de sobrevivencia; pero cuando el lobo (lupus) se va, viajo lo más lejos, aventurado y extraordinario posible,de tal forma que mis ingresos producto de mi trabajo los uso en viajes y experiencias de vida placenteras compartir tiempo y aprendizajes con otras personas cercanas, amadas o apenas conocidas.

    Gabriel, te agradezco mucho por tu tiempo y sabia atención, estamos ya muy cerca del final de este curso….

    Que vivas lindo día
    Ángela

    • Esta respuesta fue modificada hace 3 años, 4 meses por AngelaEstrada.
    #11530
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Hola, Ángela. Qué lindo leer esto último. Muchas gracias por compartirlo.

    “Cuando el lobo se va”, qué poderosa frase. “Juguemos en el bosque mientras el lobo no está”.

    Sí, se acerca el final del curso para ti. Espero que lo estés disfrutando.

    Te mando un abrazo.

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