Me alegra mucho que el ejercicio te haya resultado útil, Guillermina. Es posible que la tristeza y la melancolía persistan; los duelos duelen. Pero también es probable que, si tienes presentes estas ideas, sea un duelo más ligero, eventualmente más breve. Si surge la tristeza, si surge la melancolía, no la niegues, reconócela, deja que se manifieste, pero manteniendo una disposición de observación, de lucidez, de atención. En otras palabras, en lugar de dejarte arrollar por la tristeza, procura estar consciente de ella. Y al mismo tiempo, de lo que veremos (tú ya lo viste) sobre impermanencia: la tristeza, como cualquier estado mental, como cualquier fenómeno, surge, dura un ratito y se desvanece. Habituarse a observar esto, no sólo en los fenómenos externos, sino también en los fenómenos mentales, es tremendamente importante, porque va sembrando, de a poco, la noción de que sólo es un estado mental pasajero.