Por la noche mientras duermo vuelven los espectros, entran en mi cuerpo, sueño y respiro de ellos.
Por la mañana su sentencia me levanta: “no lo lograrás, no estás hecha para eso, no tienes dentro lo que se necesita para hacerlo”.
Con el espectro dentro en el cuerpo me levanto bajo el peso de su hierro; arrastro los pies hasta el lugar de mi silencio. Me siento, trazo con sonido el camino para salir del Hades, en ascendentes espirales escapo del hechizo del espectro, con la voz grave, casi silenciosa, los expulso del cuerpo. Sigo a tejer el día confiada de mi triunfo cuando sin aviso vuelve el eco “¿Estas segura que podrás hacerlo?”
Me miro de reojo en el espejo y encuentro la marca a hierro que deja la duda.