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Gabriel Schutz.
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febrero 1, 2021 a las 4:07 pm #15119
Marcela Acle
ParticipanteTengo la fortuna de gozar desde mi ventana de una espléndida vista del sur de la ciudad. Rara vez me asomo a observarla con detenimiento. Por muchos años (en mi vida “activa”) consideré el estado de contemplación como una perdedera de tiempo. Desde ayer me dije que debía hacerlo (contemplar la vista) si hoy fuera el último día de mi vida, Y aquí estoy.
En la mañana amaneció nublado, muy nublado, sin embargo, desde temprano caían desde el oriente unos rayos del sol que iluminaban una parte del paisaje, con lo que se hacía un contraste muy interesante con el gris nuboso del fondo. He de confesar que esta experiencia me gustó bastante por lo que a lo largo del día me he detenido en la ventana para ver los avances. Ahorita, por ejemplo, el aire es cristalino y a lo lejos, por allá por San Jerónimo, la bandera mexicana ondea parsimoniosamente. Las montañas enfrente de mí están ahí desde tiempo inmemorial. Me tuve que mudar aquí para caer en la cuenta de qué hay algo más que el Popo, el Ixtla y el Ajusco. Hay un montonal de montañas en esta ciudad, no por nada está catalogada como valle. No conozco el nombre de tanta montaña, pero seguro son testigos de miles de eventos históricos que han tenido lugar en esta ciudad y sus alrededores… Sopla una brisa fresca y hace calor… ¿Será que estamos llegando a la primavera a fines de enero?
Por supuesto en este paisaje no sobra el periférico y su incesante movimiento. No importa de qué color sea el semáforo COVID, los autos circulan y circulan y circulan como si la gente tuviera mucha prisa para llegar a algún lado… Viéndolo así es un ir y venir un tanto absurdo.Esta experiencia, dedicarle tiempo a la contemplación, me gustó mucho. De hecho la estoy practicando todos los días y cada vez que puedo… El hecho de estar confinada, lo favorece…
Por otra parte, mi querido Gabriel, este ejercicio de pensar en mi último día ha sido muy interesante. Aunque ya lo había hecho en el taller pasado, creo que ahora la dimensión “confinada” le dio un sentido diferente. Me hizo sentir distinta y mas optimista. Raro. Calmé mis ansias por hacer y hacer (como los autos del periférico)… y me dije que no tenía sentido perder el tiempo de mi último día de vida enojándome, desesperándome o con prisa por hacer ¿qué?febrero 3, 2021 a las 7:32 pm #15143Gabriel Schutz
Superadministrador¡Qué bueno todo esto, querida Mat! ¡Y qué importante contemplar! De ahí surgen a menudo la belleza, la calma, y esa distancia, tan típicamente contemplativa, que muestra, como tan bien viste, primero en el tráfico y luego en ti misma, el hormigueo absurdo, el ir y venir no siempre con dirección, con sentido, a menudo con una prisa totalmente infundada, como un hámster girando la rueda.
Me alegra mucho saber que este ejercicio te dio la serenidad que está llamado a ofrecer cuando se le entra bien, como lo hiciste tú aquí.
No tengo que decir que escribes magníficamente bien y que tus descripciones contemplativas del sur de la ciudad transmiten algo de la la paz y el gozo que debiste sentir ante la presencia de las montañas y el aire cristalino. Que no quede aquí.
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