Etiquetado: Liminalidad, los otros
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Gabriel Schutz.
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octubre 17, 2019 a las 10:41 pm #11394
AngelaEstrada
ParticipanteDía 1: Viajando en un transporte urbano en esta ciudad fronteriza observo sus calles y a las personas.
Día 2: Llego a la línea larga del banco. Me dispongo a vivir una prolongada espera. Imagino que la gente en la línea somos personajes y actuamos una obra de teatro.
Día 3: Mientras espero pagar en la caja del supermercado toca el turno a una mujer migrante que carga un niño en brazos. Manifiesta a la joven cajera que desea cambiar monedas por billetes, por toda respuesta recibe un: “espérate allá, a que atienda a la gente”. Me pregunto: ¿Qué acaso ella no es gente?
Día 4: Esta ciudad fronteriza se encuentra en el Paso del Norte, en la orilla e inicio del país y de Latinoamérica. Aquí se vive “mientras” se espera “pasar al otro lado”. Por ello, parte de su población está volcada a una ilusión futura, pero mientras se le va la vida. Quienes nacieron aquí y se conocen de tiempo atrás levantan alguna especie de barrera para que no pasemos los que venimos de otro lado. No importa que hayamos permanecido aquí más de media vida, seguimos siendo extraños. Sin embargo, me doy cuenta que esa distancia creada por no haber nacido aquí, me mantiene relativamente apartada como a mucha gente que vino de otro lado, lo que me excluye de alguna forma; no obstante, me permite observar y percatarme de cosas que quizá de otra forma no advertiría.
Día 5: Liminalidad
Ángelaoctubre 18, 2019 a las 4:19 pm #11397Gabriel Schutz
SuperadministradorLo que me gusta de este texto es la consistencia que tienen sus cinco partes y que la palabra ‘liminalidad’ resume muy bien. En todas hay un “entre”, una transición, un ya no ahí, pero tampoco aún allí, y esto, tanto en el espacio como en el tiempo. A fin de cuentas, la vida misma es una constante liminalidad, de otro modo el tiempo no correría, pero aquí, en tu texto, esto se muestra bajo el aspecto de la espera, a veces angustiosa, otras veces incierta, otras lúdica.
Creo que en la primera línea sería más interesante, quizá, referir qué observa de las personas y las calles quien viaja en ese transporte, que el solo hecho de que observa.
La segunda es un juego, tiene sentido. Me llamó la atención porque las filas de los bancos son, efectivamente, un lugar atroz para mí y siempre busco maneras imaginarias de salir de ahí, un poco como tú hiciste. Hasta tengo un capítulo de una novela, con un diálogo bastante delirante, en la fila de un banco.
La frontera pone en juego también la extranjería y su absurdo. De aquí para allí no eres extranjero; de allí en adelante, sí. ¿Tiene sentido esta convención idiota?
Está muy bien. Aun así, por lo que entiendo, has tomado material que ya tenías escrito y lo has organizado conforme a la consigna de este ejercicio, pero quizá lo mejor es que puedas hacer este mismo ejercicio con los días que estás viviendo, efectivamente, seleccionando una única línea para un día, luego dos y así. Porque eso modifica, de alguna manera, la relación misma que tienes con tus días: los estetiza, y en parte se trata de eso. Si tienes posibilidad, inténtalo. Y si no, está muy bien y adelante con lo que sigue.
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