Etiquetado: Clandestino, Inspiración, Libertad., Privacidad, Respeto
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Rosiris Sofuá.
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septiembre 3, 2020 a las 9:05 pm #14269
Rosiris Sofuá
ParticipanteDesde pequeña me ha gustado escribir, transcribía las canciones favoritas para aprenderlas mejor… escribir, adornar la letra con flores, colores y colgarlas en cuadernos y paredes era mi hobby.
En la adolescencia, el diario fue mi confidente, allí descargaba las alegrías y las penas, los sueños, las ilusiones. Podía hablar libremente de lo que no me agradaba hasta de los seres más amados, mis padres y hermanos, los amigos, los maestros… el diario era mi mundo interior en pleno, era mi analista… transcurridos unos días, solía ir a las fechas anteriores y entonces podía autoanalizarme, generaba aprendizaje ver desde la distancia algún evento que en su momento me había movilizado emociones… el encuentro con mi diario era mágico y liberador.
Una tarde, al llegar del liceo a buscar mi diario y escribir… no se encontraba, podía sentir que mi corazón quería salir de su lugar, era como perder la cabeza, ¿¿¿dónde estaba??? ¿¿¿Que había pasado?? Escuché la voz de mi madre:
_ ¡¡¡Rosiris!!! ¡¡¡Ven acá!!!
Su voz molesta era muy característica y podía causar en mí el mayor de los temblores, inspiraba mucho miedo…
_ ¿¿Qué es esto??, mostrando el diario, mi confidente
Lloré de forma inmediata, era un llanto de miedo, de dolor por la desilusión, no tenía espacio privado y confidencial, que tenia de malo desahogar desde lo más conflictivo de mis días hasta los sueños más ingenuos como crecer y ser Doctora… lo tanto que me gustaba aquel chico.
_ ¡¡¡Mira lo que hago!!! Sus ojos marrones brillaban de tanta ira
Vi cómo fue arrancando cada una de sus páginas, no hubo mayor maltrato que destruir mi diario y junto a él, la siembra de la culpa por expresarme, por decir lo que sentía…
Hoy se asoma a mi mente esta escena, siento que uno de los espectros que quisiera lanzar al lago es el temor a mostrar lo que escribo, lo oculto… tengo unos cinco años revisando en mi este temor…
No dejé de escribir, escribo poemas a la vida, al amor, al desamor, a la amistad, a la hermandad, a la muerte, a los miedos… fueron compartidos solo algunos y con las amigas de hace 30 años en momentos de mucha entrega y confidencia, desbordada de emociones, siempre lloro, es como si se recreara en mi aquella triste escena…
En la actualidad, motivo a mis pacientes y amigos, hijos, a escribir, considero que es terapéutico, participaré en un concurso de cuentos y me encuentro en este espacio mágico, un gran obsequio de una persona muy especial, que me permite revisar en mis adentros y despojarme de estas sombras…
Procrastino la escritura “por falta de tiempo”, en realidad, lo hago por miedo, miedo a ser descubierta y juzgada… hoy lo puedo decir.
Hoy me concilio con la imagen de mi madre que al descubrir el diario no supo controlar su angustia, su mutismo en la vida… no lo toleró. Cada hoja destruida era reflejo de su dolor.
Me concilio con la adolescente decidida e impetuosa que continuó escribiendo en absoluta rebeldía y clandestinidad, pero con miedo a desilusionar a la madre.
Me concilio con la idea de escribir lo que dicte mi corazón, mi alma, mi ser profundo… escribir las memorias, escribir las fantasías, escribir y no ocultarlo…
Identifico el espectro que me impedía mostrar lo que escribo, lo visualizo…septiembre 6, 2020 a las 9:41 pm #14275Gabriel Schutz
SuperadministradorQué experiencia tan fuerte y dolorosa, te agradezco la confianza de compartirla aquí. Puedo sentir la desnudez, el pudor, el sentimiento de intimidad violada y la huella que eso ha dejado en ti.
Exorcizar al espectro implica una comprensión profunda del suceso, cosa que ya has iniciado y puedes aún profundizar. Se trata, como bien sugieres en tu texto, de comprender a tu madre en su propia fragilidad, en su vulnerabilidad, eso transfigura por completo su aparición en calidad de censora.
Lo otro nos sucede en cierta medida a todos los que escribimos: el espectro del juicio, el temor a ser censurados precisamente cuando nos hemos expuesto, etc. A veces el censor es un poco impersonal y otras veces son personas muy concretas a las que, por algún motivo, les hemos concedido una especie de autoridad sobre nosotros. En mi experiencia, el espectro del juicio y la censura, suceden cuando uno está vacilante en la escritura, al comenzar un texto, o un capítulo nuevo, o al retomar la pluma después de un periodo de inactividad. Pero una vez que se entra y la prosa empieza a fluir (y para eso, no hay otro medio sino sentarse a escribir de manera constante, eliminando al propio censor que todos llevamos dentro, escribir libremente y sin juicio), entonces la censura desaparece, porque en el fondo no hay tal cosa (por eso es un espectro), sólo es, como bien dices, miedo o falta de confianza en uno misma. El antídoto a esto es la resolución, la paciencia y la diligencia.
septiembre 13, 2020 a las 10:35 am #14287Rosiris Sofuá
ParticipanteGracias Gabriel.
Escribirlo fue liberador, no lo había visualizado hasta que me senté hacerlo. Es como dices, un proceso de exorcismo.
Estaré con resolución, paciencia y constancia para alcanzar la profundidad…Un abrazo.
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