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  • #13539
    Omar Cabrera
    Participante

    Tal vez suene raro, pero para mí este es un tema familiar.
    Soy psicólogo y cuando falleció mi padre me sentí necesitado de buscar respuestas, para ello realicé una especialización en tanatología y mi actual master en ciencias antropológicas cuya tesis ya está en revisión, con un tema sobre la experiencia de muerte en pacientes con enfermedades cronico-degenerativas.
    Aun así, no me atrevo a decir que conozco a la muerte, aunque sí tengo paz con la idea de la mía propia. He intentando cambiar mi vida para entender que es solo un momento, que mañana quizás no tenga otro y que al final, en le mejor escenario sobreviviré en el recuerdo de los demás, en el peor, nadie sabrá quién fui ni qué hice. Eso no me perturba, tal vez lo único que me dolería de morir hoy sería el dolor que le causaría a mi mamá, a mi abuela, a la mujer que amo y me ama y a algunos amigos, me dolería que sufrieran por mí porque yo sé que he vivido bien, soy un privilegiado, crecí en una familia amorosa aunque imperfecta, nunca he pasado hambre prolongada, he podido estudiar, tengo una vida cómoda.
    A mí me ha ido bien, tal y como decía mi papá, quién como última enseñanza me hizo aceptar la muerte tras morir él, “hasta para nacer hay que tener suerte”. Ahora yo sé que para morir también, suerte de morir entre horribles dolores y de no hacer sufrir a quienes amas con un sufrimiento muy prolongado en el que ya no seas tú y solo te vean deteriorarte.
    Pero por mí no me preocupo… He acompañado a otros a morir y he estado junto a sus familiares y ese es uno de los máximos honores en mi vida, pocas cosas he hecho tan buenas como esa.
    La muerte llegará, no temeré por mí sino por quienes me verán morir, espero su dolor sea breve y quisiera decirles de antemano que lo siento, pero que es el precio del amor y que lamento no poder solucionarlo, solo espero irme rápido, para que su duelo sea más tranquilo y no me vean deteriorarme, porque yo ni siquiera sé si yo vaya o no a sentirlo.
    Quiero seguir orientando mi vida a “viajar ligero”, a que a la hora de mi muerte, se perturbe a los menos posibles de mis seres queridos, yo no tengo problema de morir, tengo problema de herir a quienes me verán hacerlo, quizá suena paradójico pero sé por qué lo digo, porque yo ya vi a mi papá morir y ese dolor y soledad a nadie se lo deseo, por eso me volví tanatólogo, para acompañar a quienes vean morir a quienes aman; ojalá alguien acompañe a quienes amo cuando yo muera.

    #13550
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Qué interesante, Omar. En efecto, tienes una vieja (no sé si también añeja) relación con la muerte. No tengo esta vez demasiado que decir, tú lo tienes ya muy elaborado, pero hay sí algo a señalar. Lo que te perturba es la impresión que puede causar tu muerte en otros (tus seres queridos). Dices que no le deseas a nadie lo que te tocó vivir con la muerte de tu papá. Pero mira, eso te ha llevado a convertirte en tanatólogo y esto, a su vez, te ha permitido acompañar a otros a morir, así como a sus familiares, lo que, dices, ha sido de las mejores cosas que has hecho en tu vida. Por supuesto que no le deseas un hondo sufrimiento a tus seres queridos (idealmente, a nadie), pero lo que provoca la muerte no es sólo sufrimiento, es comprensión, evolución, sabiduría, y tú eres el mejor testigo de todo esto, dada la vía alquímica que transitaste al convertir el dolor por la muerte de tu papá en aprendizaje, discernimiento, generosidad, bondad y un largo etcétera. El estoico te diría: no es tu asunto el sufrimiento de los otros, sí intentar aliviarlo. Pero claro, una vez muerto, uno no puede intentar aliviar a los demás. Eventualmente puedes decirles, antes de morir, las cosas que escribiste aquí, que has vivido bien, etcétera, pero eso sólo será un paliativo (aunque puede ser muy significativo). Esto sólo demuestra que el asunto de los otros es de los otros y que no te compete a ti resolverlo. A ti te compitió elaborar el duelo de la muerte de tu papá (no a tu papá) y de la misma manera les competirá a tus seres queridos elaborar tu muerte. Realmente no es tu asunto. Realmente esto es así. Querer apropiarte de eso, además de traer una ilusión, un sufrimiento innecesario, es en cierto modo arrogarte potestades que van más allá de tu esfera, precisamente porque eres mortal, pequeñito, finito, como somos todos, y aceptar el hecho de morir es también aceptar esta pequeñez, esta finitud, y dejar en manos de los otros lo que es cosa de los otros. A cada quien su karma.

    #13629
    Omar Cabrera
    Participante

    Estimado Gabriel,

    Gracias por ayudarme con esa última pieza, no te mentiré diciéndote que la he asimilado y que ya es parte de mi vida, porque no, aún debo de trabajarla y asimilarla pero, me hace mucho sentido pensarlo así, yo crecí a partir de la muerte (me gustó mucho la palabra “alquímica”, nunca lo había visto así y se me hace una muy bonita metáfora) y nada podré hacer por remediar en algo el dolor de quienes me vean morir, tristemente…
    La muerte es un paso inevitable para todos y ni modo, los de ellos tendrán un dolor que como dices, yo ya no podré remediar.

    #13635
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    De nada, Omar. Me alegra poder apoyarte en este proceso. La perspectiva alquímica puede ser muy provechosa para considerar muchas cosas, especialmente procesos psicológicos. Es el tipo de estrategia que utiliza el budismo tántrico y fue también el gran asunto de la psicología profunda de C. G. Jung (a quien creo que no estudian demasiado en las carreras de psicología, a pesar de ser un gigante).

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