Etiquetado: Mi madre
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MARIA JOSÉ ESCOBEDO NAVARRO.
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febrero 7, 2021 a las 1:55 pm #15159
MARIA JOSÉ ESCOBEDO NAVARRO
ParticipantePienso en mi madre y en todo lo que ha pasado en su vida. Quizás no lo sepa todo de ella, quizás se haya guardado para sí sus secretos más íntimos, solo sé lo que me ha contado y lo que he vivido y vivo con ella. Y aunque no me guste reconocerlo me parezco a ella más de lo que quisiera.
Para mi madre la vida es una lucha, es la frase que más he oído salir de su boca. Se llama Mari Cruz y dice que se lo pusieron porque nació ese día y burlonamente siempre dice “y vaya cruz la que me cayó encima”.
Nació la segunda de seis hermanos. Su hermana mayor estaba enferma y se fue a vivir con la hermana de mi abuela, que vivía en la ciudad de Granada. Así que mi madre se convirtió en la mayor de cuatro hermanos menores.
Nos contaba que cuando era pequeña se iba a trabajar con su padre que era pastor de ovejas. Ella lo recuerda con alegría, pero alguna vez se le había escapado que iba a buscar las ovejas porque su padre estaba borracho y no podía recogerlas.
Ella fue muy poco al colegio, lo justo para escribir su nombre. Es la única de sus hermanos que no sabe leer ni escribir. Decía que no le gustaba ir, que para qué servía, que había mucho trabajo en casa y se quedaba ayudando a su madre.
Cuando habla de su juventud se le ilumina la cara. Recuerda que trabajaba mucho, decía que recogía más algodón que algunos hombres, que era fuerte y muy alegre y simpática. Por aquella época su hermana mayor ya vivía con ellos, y explica que ella y su otra hermana le llamaban sargento semana, le hace mucha gracia este mote, porque cuando llegaba de trabajar se las encontraba leyendo revistas y ella se enfadaba, y empezaba a gritarles y a mandar y ordenar que hacer.
Nunca se ha considerado guapa, pero en los bailes del pueblo todos querían bailar con ella porque era muy simpática y divertida, y sus hermanas tenían envidia.
Se vino con 16 años a Barcelona. Un día el novio de su prima le presentó a mi padre. Recuerda que era muy guapo, pero que hacía muchas tonterías y a ella eso no le gustaba. Cuenta que lo dejó, pero le escribió una carta muy bonita, con la ayuda de sus amigos, donde explicaba que era huérfano que estaba solo, que la quería mucho, … así que ella se comprometió con él.
Al poco tiempo murió su hermana mayor y ella volvió al pueblo. Les dijo a sus padres que se quería quedar con ellos, pero mi abuelo le dijo que había dado su palabra a mi padre para casarse y no la podía deshacer, así que volvió a Barcelona y se casó con el vestido prestado de su prima.Después de eso ya llegamos nosotros, sus hijos. Yo fui la segunda de seis hermanos, igual que ella.
También me tuve que responsabilizar de mis hermanos y de las tareas de la casa, como ella.Recuerdo que nos cantaba canciones y nos contaba cuentos. También se enfadaba cuando hacíamos trastada y tiraba los platos al suelo y los rompía. Pegarnos, nos ha pegado poco, pero algún cachete fuerte alguna vez me he llevado.
Recuerdo de mi madre, y valoro mucho, su generosidad. En mi casa nunca nos faltó de comer, aunque tampoco nos sobró nada. Recuerdo que venían mendigos pidiendo por las casas, mi madre nunca les daba dinero porque decía que no tenía, pero siempre les hacía un bocadillo o les daba un cartón de leche. Me paro a pensar y recuerdo a mi madre siempre haciendo algo, siempre preocupada por alguien, ahora sigue igual.
Cuando quedó embarazada de mi hermana pequeña yo tenía 15 años y ella 38. Recuerdo que lloraba mucho, ya que en aquella época una vecina, con esa edad, había tenido un hijo con síndrome de Down. Tenía mucho miedo que ella también tuviera un hijo discapacitado. Cuando ya se le pasó decía que ojalá fuera una niña, ya que yo era la única niña de cinco hijos. Fue una niña y nos hizo mucha ilusión a todos.
La casa de mis padres no es muy grande, todo y así siempre venía alguien. Mis abuelos a comer todos los domingos, mis primos a jugar. En fiestas mi madre invitaba a su familia, pero nadie nos invitaba a nosotros a comer a su casa. Mi madre siempre ha estado para todo el mundo, y sé que todo el mundo la valora, pero muchas veces le he dicho “mama eres demasiado buena, de buena se aprovechan de ti”, Y contesta “ya lo sé”, y sigue haciendo lo mismo.
Con los años nos ha ido contando más cosas de su vida. Como que se casó con mi padre por pena, o que le salió un pretendiente estando casada y no quiso dejar a mi padre por el que dirán.
Siempre he querido ser diferente a mi madre. Si ella no tenía estudios, yo tenía que estudiar mucho. Controlarlo todo. Planificar el nacimiento de mis hijos para no tener tantos como ella. Tenía mucha manía a limpiar la casa, quizás me recordaba a la infancia y adolescencia, cuando yo limpiaba con mi madre mientras mis hermanos y mi padre estaban sentados viendo la televisión. Me he trabajado mucho para irme reconciliando con mi madre. Hasta el día que me casé no empecé a valorar todo lo que mis padres habían hecho por mí. El día que aprendí que ellos hicieron todo lo que sabían lo mejor que sabían, ese día pude verlos de otra manera.
Me veo en ella e intento reconciliarme con eso. He trabajado mucho para no parecerme a ella y todo y así, sigo llevando patrones y creencias heredadas. Lo sé, ahora soy consciente y sé que puedo modificar ciertos aspectos que sé que no son míos y de esta manera, quizás, ser un poco más libre y poder aceptarme tal y como soy.
A día de hoy sigo viendo cosas en mi madre que no me gustan, pero ahora ya no me enfado. Ahora soy capaz de mirarla sin juzgar, de abrazarla y de decirle que la quiero. Mi madre me ha dado la vida y yo estoy muy agradecida por ello. Sé que ha hecho lo mejor que ha podido teniendo en cuenta sus circunstancias. Sé que he explicado muy poco de su vida, hay muchas anécdotas y sucesos que quedan ahí, suspendidos, quizás para otro momento.
Acabo con el pensamiento de la reconciliación conmigo misma, de la aceptación de dónde vengo, ya no me da vergüenza que me vean con mis padres. Honro a mis padres. Honro a mi madre.
febrero 9, 2021 a las 10:17 am #15166Gabriel Schutz
SuperadministradorAlgo que encuentro particularmente interesante es que, si bien insistes una y otra vez en la idea de no ser como tu madre, no queda claro por qué, cuáles son los aspectos de ella que desearías no reproducir. Y el hecho de que no aparezcan, sino que el retrato de tu madre sea, al contrario -al menos así yo lo siento- casi un encomio de ella, de su tesón, de su generosidad ilimitada, de su compasión por tu papá, etcétera, dejan ver, creo, el profundo amor que le guardas. No hay aspereza, no hay reprobación, más bien se deja leer admiración y gratitud, como tú misma señalas hacia el final.
Es una historia preciosa, está muy bien contada, las pinceladas que das permiten ver el cuadro de cómo es tu mamá.
Algo importante a señalar es que, cuando queremos ser lo contrario de nuestros padres, estamos todavía presos bajo su influjo, no menos que si somos lo que ellos quieren que seamos. En este último caso es obvio, y las personas que inconscientemente viven bajo el deseo de sus padres terminan, tarde o temprano, agotadas, deprimidas. Pero el hecho de contrariar este deseo supone, todavía, estar inscritos bajo el deseo de los padres (sea a favor o en contra) y esto es tanto como decir que aquí no aparece todavía el deseo propio, o para decirlo en términos más ilustrativos, todavía vivimos bajo un guión que otros escribieron, no bajo el nuestro. Entiendo que seguramente tienes claro todo esto y que lo que buscas es desmontar los condicionamientos, hacerlos conscientes, pero, como en algunos lugares hablas de trabajar mucho (lo que implica una LUCHA) “para no parecerme a ella”, me parece oportuno señalarlo. Idealmente, uno no debería luchar para parecerse ni para oponerse; quizá el problema consista en luchar en alguna de estas direcciones, incluso en luchar sin más, porque esto es lo que fatiga e impide la libre expresión, la manifestación espontánea, de quién es uno mismo. Pero es cierto que, a veces, eventualmente, es necesario pasar primero por un antagonismo para alcanzar luego la libertad.
marzo 15, 2021 a las 3:53 am #15248MARIA JOSÉ ESCOBEDO NAVARRO
ParticipanteHola Gabriel,
Te agradezco enormemente tus palabras. Las escucho y las reflexiono. Me ayudan mucho en mi toma de conciencia.
Gracias,
Ma José -
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