Desde pequeña he tenido una inclinación natural a realizar acciones que ayuden a los demás, por eso estudié derecho y me convertí en servidora pública, o al menos eso creía, pues con el paso de los años y la autoobservación me he dado cuenta de dos cosas:
1. Muchas veces se hacen cosas creyendo que es de manera desinteresada pero se trata de uno. El ego necesita ser reconocido y encuentra ese reconocimiento en la gratitud y el respeto que los demás sienten debido a las buenas acciones adelantadas. Este es un caso bastante frecuente de las causas altruistas.
2. El derecho no puede terminar con el sufrimiento, ni siquiera cuando se logra aplicar bien, siempre habrá consecuencias sobrevinientes que generaran dolor. Entonces descubrí el Yoga y luego la ética y pensé que estas son maneras más adecuadas para superar el sufrimiento.
Desde hace unos meses me asignaron los conversatorios éticos de mi oficina, fue algo que no busqué pero que recibí como un obsequio, comencé a construir espacios de discusión con mis compañeros de trabajo, ha sido sorprendente escucharlos. Esto me hizo pensar que sería maravilloso poder hacerlo con las demás oficinas de la entidad en que trabajo.
He pensado presentar un proyecto para utilizar el espacio de los conversatorios éticos institucionales en una de construcción personal y social, partiendo, por supuesto, de la ética estoica.
También quiero utilizar las redes sociales para mostrarle a las demás personas las cosas que he ido aprendiendo, a mi me han servido mucho, quizás a los demás también.
Sin embargo, debo evitar que el egoísmo permee mis iniciativas, no me es posible cambiar el mundo, pero si me es posible cambiar a mi.