- Este debate tiene 1 respuesta, 2 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 2 años, 8 meses por
Gabriel Schutz.
-
AutorEntradas
-
octubre 3, 2020 a las 12:58 pm #14354
Mariana Salinas
ParticipanteSEMANA 3
Mi ventana siempre esta vacía, aguarda silenciosa a que yo la mire y abra.
Mis ojos miran y aguardan, esperan que surjan los paisajes; uno a uno van llegando remotos pájaros de la memoria y frente a mi ventana se abren más ventanas ventas: el Pirúl de la casa en Coyoacán, mi madre, su turbante blanco. El sonido de los suecos de mi padre, el llanto, una soledad que me acompaña. En una de las ventanas se dibujan caricias y el olor de madera quemada.
Sin memoria no hay ventanas.Mi ventana es una fuga, un encuentro y una religión. En ella me aguarda el sonido íntimo de mis pisadas por el tiempo. En ella me siento en ella cada mañana y aguardo a que surjan los paisajes dibujados por la voz. Mi ventana es una página en blanco que siempre aguarda.
En mi ventana aparece el desierto de las cuatro de la tarde, cuando el sol suaviza su esplendor y anuncia con el viento la llegada de la melancolía: También yo hago otoño, y veo caer mis hojas frente a mi ventana.
Mi ventana se abre frente al mar, trae hasta mis oídos el vaivén de las olas, en ellas se estrellan muchas otras tardes de mar, de la perdida de la inocencia, el decubrimiento del amor temprano, las ansiadas horas de flotar juntos hasta ver caer el sol.
Por mi ventana desfilan los recuerdos y algún fantasma. Es mi lugar secreto por el que me asomo a reconocer el tempo de mi alma. Nunca el mismo sonido. En mi ventana se reflejan mis deseos, las carencias, las ganas, el viento de la imaginación.
Por mi ventana se asoman los amantes de otros tiempos, el viento que baja frio desde la montaña anunciando la llegada del otoño, la luz intensa que se cuela entre las nubes oscurecidas de agua. Viene a enredarse en mi cabello la nostalgia. Es el tiempo que más me gusta del año, cuando la casa se vuelve el mejor puerto de llegada, se encienden las chimeneas, se cambian los armarios y me corre con menos pereza la voz.
Los mejores regalos me han llegado siempre en Octubre; mi primer amor llego un veintidós de Octubre hace más de veinte años. Desde entonces la fecha es amuleto de buena suerte y estoy convencida que cosas importantes me suceden siempre en dicha fecha. No sé si me lo invento o sucede, pero qué importa si nuestra vida entera es narrarnos un cuento. Poe ello me asomo a esta ventana y escucho lo que soy a través de ella y en lugar de mirar, me reconozco.Por la ventana dejo salir mis fantasmas y demonios, los expulso fuera y los veo marcharse. Mi ventana es un lugar secreto donde ser yo misma, sin imponerme historias, solo sonido
Mi ventana es mi voz.
octubre 4, 2020 a las 12:27 pm #14356Gabriel Schutz
SuperadministradorTu ventana es tu voz: la conclusión es certera como sólo puede serlo la poesía. Pero esto es así, me parece, a condición que se cumpla lo contrario: tu voz es tu ventana; tu voz es la que muestra todo ese mundo que has referido con belleza, melancolía, esperanza, sensualidad.
Hay un curioso juego de sinestesias en todo esto que me recuerda a uno de los momentos estelares del Viejo Testamento, cuando los judíos, reunidos en la falda del Monte Sinaí, donde esperan el descenso de Moisés, reciben la revelación (la Toráh) y “ven las voces“. ¿No es toda revelación una ventana y una voz o, como mejor lo dices tú, una ventana que es una voz (y una voz que es una ventana)? Ventana de qué, de quién. Imposible decirlo. ¿Del alma? ¿Existe tal cosa? El budismo lo niega si se considera en un sentido sustancial o esencialista. Pero quizá el alma sea, como decía Jacques de Bourbon Busset, el bajo continuo de cada ser, y esa voz, tal y como declaras con extraordinaria precisión y belleza, sea el tempo de tu alma.
Sonido y luz, voz y ventana, los dos grandes atributos de toda cosmogonía: el universo surge de la luz y surge del sonido, porque luz y sonido son quizá una y la misa cosa, dos modos distintos del vibrar.
Y el otoño, con su ambivalencia de madurez y declive. ¿Cómo no amar el otoño, sobre todo cuando se está (como tú -y también como yo) en el propio otoño de la vida?
Me queda también la impresión de que todos esos paisajes que aparecen en tu ventana son un espejo y, por lo tanto, que la ventana es también tu rostro.
Te felicito por este hermoso texto profundo y sensual.
-
AutorEntradas
Debes estar registrado para responder a este debate. Login here