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  • #13922

    A partir de mis observaciones de esta semana …
    1. He logrado ser muy consciente en las representaciones derivadas de mi vida laboral, de mi vida familiar en mi roles de madre, hermana, amiga; pero en la que tienen que ver con mi rol de hija, en el control de mi casa, mi relación con mi cuerpo, y mi relación de pareja, aún, vivo envuelta en ellas y tiendo a asentir de manera inmediata a ellas de forma involuntaria.
    2. Me arrebata con mucha frecuencia en mi relación con mi relación con mi padre, mis hijos, y mi pareja que no me reconozcan, noten, o agradezcan las características que según yo me dan valor como mujer (tener en orden la casa, cocinar bien, ser guapa, ser eficiente, etc). A partir de algún comentario o falta de él suelo traer recuerdos del pasado, de situaciones similares, o bien hago suposiciones sobre el futuro; genero pensamientos obsesivos, sobreanalizo situaciones, lo cual me lleva al enojo y a la ansiedad, a veces hago reproches o me cuento historias que me llevan a estados de tristeza.
    3. Lo mismo que me causa malestar, cuando lo obtengo me causa bienestar, me causa avidez estar acompañada, y sentir que tengo la atención de las personas que me rodean.
    4. Me resultó muy interesante observar que suelo compensar mis estados de ansiedad o tristeza con comida, atribuyo a la comida rica en carbohidratos la idea que me hará feliz, y luego cuando la como, me siento culpable, y es un círculo vicioso de avidez y rechazo hacia la comida, que además se reflejan en la relación con mi cuerpo.
    5. Mis antídotos son: la observación consciente de mis propios estados mentales, (meditación) para detener mis pensamientos. La más importante es la paciencia, sobre todo conmigo misma, me dí cuenta que me auto exijo demasiado y me enojo con los otros por no reconocerme; por ello me ayudó mucho el último tema al hacerme consciente de que hago las cosas esperando el reconocimiento y agradecimiento de los otros y luego me enojo por no obtenerlo, sobre todo en este punto he estado trabajando. Otro antídoto que ya había trabajado en el budismo, pero ahora le dí un nuevo sentido, es la práctica de la bondad amorosa y la compasión con los demás y conmigo misma, al ver en mí misma mi budeidad y reconocerla en los otros y ser menos severa en mis juicios.

    #13932
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Te has dado cuenta de muchas cosas, con enorme precisión. Una pregunta que me parece importante formular es ¿por qué tener en orden la casa, cocinar bien, ser guapa o eficiente te dan valor como mujer? Si fueras hombre, ¿carecería de valor que fueras ordenado, cocinaras bien, fueras guapo o eficiente? ¿Es éste un asunto de género?

    De otro lado, ¿por qué estas cosas te darían valor al ser reconocidas por otros? ¿No es en sí mismo valioso el hecho de mantener la casa en orden, sea que lo reconozcan otros o no? ¿Y cuál es el valor de todo eso? En lo que toca al orden, que tú y las personas que viven allí saben donde están las cosas y no tienen que perder tiempo buscándolas; que el orden da un ambiente armónico que favorece también la armonía de la convivencia, etcétera. ¿No son éstos valores en sí mismos? Y lo mismo con lo demás: cocinar bien es valioso en sí mismo, porque favorece la salud y el placer, tuya y de las personas que te rodean. No es que el reconocimiento de esos valores vuelvan valiosas las obras o acciones que haces, eso es valioso “antes” o con independencia de que sea reconocido o no. Si tú reconoces el valor y el sentido de todo esto, estás menos expuesta a depender del reconocimiento de los otros. Desde la perspectiva estoica, el valor surge de la excelencia con que tú haces lo que haces, no de la opinión que otros puedan manifestar sobre eso. Considera esto detenidamente en relación a los ejemplos que pones.

    Ahora bien, si aceptamos lo anterior, está claro que tu bien o tu mal no dependen del reconocimiento externo, y sin embargo, es perfectamente natural admitir que el reconocimiento de los otros es algo preferido para ti. ¿Por qué no? Entonces, en lugar de enojarte, ¿no tendría más sentido hacer expreso todo esto? No a modo de queja, reclamo o manipulación, sino simple y honestamente como una necesidad que tú manifiestas, en confianza, a los otros, y una PETICIÓN que formulas sobre la base de esa necesidad. “Me gustaría que pudieran reconocer lo que hago. Cuando hago algo con amor y nadie dice nada, eso me hace sentir así y así”. Decir esto depende de ti, porque es sin duda preferido ser reconocido/a a no serlo.

    Puedes, también, pensar que ellos no son conscientes de que tú necesitas este reconocimiento, aunque a ti te parezca obvio. Evidentemente, no es obvio para ellos. ¿Por qué, entonces, no hacerlo expreso de manera amable? Ahí estarías haciendo lo que depende de ti, en aras de un escenario preferido.

    Sin embargo, ten presente lo anterior: incluso si no son capaces de reconocerte, ése no es tu asunto, eso no es lo que da valor a tus acciones (a tus acciones, y no a ti, que no eres únicamente tus acciones y no tienes por qué identificarte con ellas).

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