Yo hice el ejercicio con una almendra, alimento que ingiero todos los días. Realmente lo que me sorprendió fue el descubrimiento que hice de la almendra en cuanto a su textura, arrugas, color, peso, olor, sabor. Al detener mi atención diez minutos en un alimento tan cotidiano para mí, me hizo descubrirlo. No escribo re-descubrirlo porque me queda claro que realmente no lo había descubierto. Daba por hecho cómo era y a qué sabía, sin detenerme en otras de sus características. Pienso, entonces, en otro tipo de cosas, alimentos, eventos, personas, con las que actúo igual que con la almendra. Solo por encimita.