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  • #14951

    Hoy es 31 de diciembre de 2020. Escribir mi primera hypomnémata resulta curioso. Esta semana -la 41° del encierro en mi casa debido a la pandemia- he tenido menos interacciones sociales que nunca. Solo estamos mi marido y yo. Ha venido uno que otro repartidor y un técnico de reparación de estufa. Escasas fuentes de perturbaciones. Soy una “colérica pura”. Pero con la pandemia decidir ser paciente, especialmente con personal que ofrece servicios, quienes han sufrido los perores estragos sanitarios y económicos de la pandemia. Intento ser paciente y ser consciente de que debo ser paciente y amable.
    Mi primer ejercicio de anticipación le pienso de cara a mi regreso al trabajo. Soy investigadora y directiva en una universidad. La gestión desgasta. Me propongo ante solicitudes y reclamos, que considero indebidos, no sobresaltarme, no llenarme de ira. ¡Cómo? No pensar que es una crítica a mi trabajo. No pensar/sentir que me atacan. O, tal vez, si siento que me atacan, pensar que es “su necesidad” de autojustificación, de búsqueda de su meta que nos atacarme (o sí??) si no conseguir algo de beneficio personal. Me empeño en ser “perfeccionista” y el reverso es que me siento atacada si alguien pone en duda mi trabajo. Pensaré diariamente que debo ser como el fuego y tomar esas acciones/gestos/dichos como oportunidad de encontrar el sentido de mi propia misión. Clarificar mis principios7virtudes que tienen sentido para mí. Hacerme cargo de lo que depende de mí. Buscar la paz mental, la paz interior. Eso implica pensar serenamente antes de reaccionar. Repetirme que siempre es momento de practicar la templanza y al mismo tiempo la paciencia.

    ¡Feliz año 2021! Qué los aprendizajes del 2020 y los propósitos que emergieron encuentren terreno fértil en en espacio físico y temporal incierto. Qué las certidumbres se arraiguen en lo que depende de cada una y cado uno y también en las personas que amamos y nos aman.

    #14958
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Tu texto encierra tomas de conciencia muy importantes. En primer lugar, te reconoces colérica y decides, concientemente, que no tienes por qué persistir en ello. Entonces te anticipas serenamente a los escenarios por venir. Excelente. Estos son los primeros pasos para desarmar la cólera: reconocerla y anticiparse a ella, sabiendo que es posible no responder de manera colérica. Bravo.

    Pero entonces, ¿cómo interpretar las situaciones potencialmente enojosas para que no se dispare la cólera (pues se trata de responder de otra manera, ante todo, con la mente)? Tus intuiciones son muy certeras. Por un lado, te das cuenta de que lo que te enoja es algo que juzgas un daño injustificado hacia ti. Tú haces tu trabajo con diligencia y cuidado, y te enfurece que no lo reconozcan. Esto es injusto, sientes que en alguna medida te daña y entonces se desata la respuesta natural ante ese juicio (“se me ha inferido un daño injusto y doloso”): regresar el daño. Ésta es la estructura misma de la cólera y sin estas creencias no hay tal pasión. Es decir que, para que exista cólera, debo creer que:

    (1) Se me ha inferido un daño injusto y doloso.
    (2) Debo regresar ese daño (vengarme).

    La cólera es, pues, apetito de venganza.

    El modo de trascenderla es, como muy bien has intuido, modificar esas creencias, sobre todo, la primera, que es la creencia fundamental. Hay muchos modos en que se puede modificar esta creencia y tú lo adviertes con claridad. No tomarlo de manera personal (se elimina así la idea de que hay dolo), en tus palabras, “no sentir que me atacan”. Pero para eso debes COMPRENDER qué es lo que mueve a estas personas y es lo que haces de inmediato: ellos/as no tienen por qué tener el deseo deliberado de atacarte, probablemente buscan otra cosa (quizá alguno tuvo un mal día, está frustrado con algo, tiene temor de que un trámite no salga, etcétera: no es contigo). Esto se llama compasión y es un gran antídoto contra la cólera: sustituir el juicio de “me dañan”, “me atacan”, “lo hacen para arruinarme la vida” por la pregunta por el otro: “¿por qué hace esto así?”, “¿qué busca?”, “¿puedo ayudarlo de alguna manera?”. Los juicios clausuran (a menudo de manera falaz), las preguntas abren.

    Hay mucho que decir sobre la cólera y diversas estrategias para trascenderla, pero lo que estás empezando a desarrollar es un muy buen camino en ese sentido.

    Ahora bien, como tu tendencia ha sido la cólera por un cierto lapso de tiempo, sustituir esa respuesta mental por otra más hábil implica elaborar pacientemente estas creencias durante algún tiempo. Es muy bueno que hayas dedicado tu primera hypomnémata a esto. Te felicito, lo has hecho muy bien, con mucha agudeza.

    Te deseo un muy feliz año, Yengny. Estoy aquí para apoyarte en lo que esté en mis manos.

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