Es que el asunto, querida Mat, es precisamente que si te afliges, no ganas nada, no te beneficias tú ni beneficias a nadie con eso. Y al mismo tiempo, al perturbarte, permites que el otro, ese otro que detestas y concibes estúpido, te doblegue. Para estar realmente por encima de él, no debes permitir que lo que dice, hace, no dice o no hace te afecte. Si él es tonto desde el lugar que le toca, haz tú las cosas que te competen de modo hábil, inteligente. El hecho de que las acciones del presidente en turno no te vuelvan una peor ciudadana, por lo tanto, una peor mujer: ésa es seguramente tu mejor “venganza”.