Efectivamente, Vida; un fragmento de vida en su más estricta acepción: la Vida engendrando Vida y cuidando de sí.
Si no supiera que eres guitarrista, Paty, quizá habría intuido tu amor por la música, porque en este texto hay ese juego entre repetición y variaciones típicamente musical y, a través de un fraseo breve, simple, pero muy sustancioso, se va desplegando el tema de manera rítmica, un poco como en los versos de los haikus, en que la imagen se va revelando en cada uno de los tres momentos.
Es muy hermosa la prima frase, después de lo que denominas, con justeza, consagración, porque habla de un llamado: el árbol te llama. ¿No empieza todo lo que es importante así, con un llamado? El llamado del héroe, el llamado a la aventura, el llamado de Dios, el llamado como vocación, como invocación, como voz que solicita una respuesta. Esto es lo que distingue el simple ver, de ese mirar detenido, del observar, del absorberse: sentirse llamado por algo, alguien. También aquí, como en la música, es un asunto de oído: escuchar el llamado. De ese encuentro entre algo que llama y alguien que responde puede surgir, como sin duda sucedió aquí, lo Bello. Qué hermoso texto. Felicidades y que sigan apareciendo asombros.