- Este debate tiene 1 respuesta, 2 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 1 año, 8 meses por
Gabriel Schutz.
-
AutorEntradas
-
septiembre 3, 2021 a las 3:26 pm #15476
Omar
ParticipanteDía 1:
Mi cuarto es humilde, es pequeño, es viejo, está desgastado por los años y el descuido. Cuando lo ocupé, estaba muy sucio y había sido la habitación de una mujer cuya racionalidad la ha ido abandonado con los años. No tengo una ventana que pueda abrir, primero porque está oxidada y segundo porque está detrás de varios muebles viejos que se quedaron aquí.
Sin embargo, tengo una puerta que puedo abrir y puedo ver desde las alturas una vista maravillosa. Puedo ver el jardín de esta casa que me toca habitar, se trata de un jardín particularmente grande y frondoso, lleno de plantas de todo tipo, muy bello. Mariposas hermosas y grandes y colibríes lo visitan todos los días, pájaros de diferentes tamaños y también lagartijas. Es realmente maravilloso, aunque atrae muchos insectos, lo cuál me pone tembloroso. Jamás me han gustado los insectos.
Atrás de algunas casas hay árboles que son más grandes que esta casa, deben medir quince o veinte metros. Son viejos, fuertes, llenos de hojas. También, más lejos, se ven los cerros, detrás de los humos de algunos comercios que hay cerca de la avenida que rodea la colonia. Esos cerros me recuerdan el hogar que perdí, lejos de aquí. Un hogar que estaba precisamente en un cerro, un lugar hermoso. Algo que se mantiene igual es el cielo, el cielo lleno de nubes blancas, hermosas. Eso sí, no se respira el mismo aire, este aire está sucio.
Día 5:
Hoy está nublado, lloverá fuertemente por la noche. El cielo se ve cruel, poderoso y triste. La naturaleza impone, es grande, sublime, tremenda, terrible. Aquí por las noches las lluvias se escuchan duras en la puerta de lámina. Es un espectáculo horroroso y maravilloso, uno se siente pequeño y a la vez afortunado de poder contemplar esas cosas. La naturaleza es grande y maravillosa, misteriosa, incomprensible, así como el amor, así como lo que siento por la persona que he perdido y que recuerdo siempre que llueve. La lluvia me produce nostalgia pues cuando llueve siempre me refugié con ella y la disfrutamos juntos.
En el cielo se verán las estrellas, pero no aquí en esta ciudad bulliciosa. Se verán allá en el campo, allá en donde hay mayor paz, donde está ella. Es una tristeza no tener una ventana de verdad, me gustaría ver la lluvia, pero si abriera la puerta durante la tormenta, acabaré inundado. Ya de por sí el agua se mete cuando llueve más fuerte. Me siento miserable y dichoso al mismo tiempo, recuerdo las enseñanzas de mis queridos muertos, sé que un hombre no necesita de mucho para ser feliz: estoy más que bien teniendo este techo, aunque roído por el tiempo. Tengo comida, tengo abrigo, tengo incluso Internet y una computadora, no me hace falta nada físicamente esencial… Pero estoy solo y tenía una familia, eso no se reemplaza ni lo considero dispensable. Mi cuerpo está sano, pero mi corazón sangra. Eso extraño, eso me hace falta.
Este espacio es como mi capullo, uso el tiempo que tengo aquí para crecer, para mejorar. En mi soledad he de entrenar, he de encontrarme y hacerme fuerte.
Vuelvo a ver por la puerta… Escucho los carros, veo el humo que contamina este aire. No me gusta la ciudad, aunque me gusta las oportunidades y facilidades que ofrece. No me gusta lo que la humanidad ha creado, somos una larga cadena de necios y tontos de entre los que de vez en vez surgen grandes seres que observan con tristeza y frustración cómo destrozamos todo a nuestro paso, nos dejan advertencias, las mismas de siempre y luego mueren en soledad. La humanidad podría ser tanto y somos tan poco que acabaremos por destruirnos. Es una tragedia anunciada, triste y sin embargo bien merecida. Y entonces… Entonces todos los lugares serán como este bello jardín, lleno de criaturas hermosas. Todos los lugares tendrán grandes árboles como esos a lo lejos y las estrellas podrán volver a verse en todo lugar.
septiembre 6, 2021 a las 11:12 am #15521Gabriel Schutz
SuperadministradorTu texto me resulta bello y triste, sensible y melancólico. ¿Cómo no estar de acuerdo con tu idea de la humanidad a la luz de los tiempos? Pero es cierto que tú y yo y cada ser humano tenemos la auténtica posibilidad de romper la cadena de necios y tontos, siquiera en la proporción que a cada quien le toca.
EL dolor es a menudo el gran maestro, el dolor por los errores cometidos, el dolor por lo que otros nos hacen, y es cierto, no se precisa demasiado, sólo una ermita como la que al parecer tienes ahora y la firme determinación de dejar atrás la aflicción.
¿Cuándo se supera un duelo? Cuando el lamento por lo que se perdió se convierte en gratitud por lo que se tuvo. No digo que esto sea fácil, desde luego que no lo es, pero me parece conveniente saber hacia dónde apuntar.
En el Hexagrama del I Ching titulado “La restricción”, una de las líneas, si mal no recuerdo, dice que, pese a que es propicia la restricción, uno no debe someterse a una restricción “demasiado amarga”. Digo esto porque da la impresión de que te estás sometiendo a un ascetismo severo y eso puede ocasionar también sufrimiento. Si la cuerda de una lira está demasiado laxa, no suena; pero si está demasiado tensa, se rompe.
-
AutorEntradas
Debes estar registrado para responder a este debate. Login here