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Javier: qué aburrimiento tan tenaz es el colegio. Solo aguanta medio venir por los amigos y las chicas. El viejo de matemáticas nos acabó de dejar una actividad en grupo, y se fue. Bueno, me voy a ir hacia donde mis amigos para trabajar. Uy… allá está Camilo, todo solito, feito y calladito, todo bobito…
— Oe, Camilo, ¿por qué eres tan lindo?… ¿dónde tiene a la novia?
Jajajajajaja, qué risa
— Camilito, pss pss, mírame guapo… —Javier le guiña el ojo, y le manda un beso.
Jajajaja, el bobo medio se ríe.
— Toca decirle canino, por esa cara de perro, ¿cierto?. Canino, ¡oe! Venga y juega a lamer estas dos pelotas. —Mauricio y Duván, sus compañeros de grupo, se ríen.
Jajajaja, ahí está Laura…
— Laura, ¿usted sería novia de Camilito? ¿cierto que es muy bonito? Que saludes de él… Que si le da un besito…
Miro a mis amigos, y les digo:
— Es que Camilo no es feo…, solo hay que pelarlo, quitarle la cáscara…
Jajajaja. Bueno, al fin sonó el timbre. Debo ir a la cafetería por una pizza y una gaseosa, antes de que se acaben. Luego, a jugar fútbol un rato.
Camilo: el taller de matemáticas es en grupos, y ahora ¿con quién me hago? Qué incómodo que tenga que ser en grupos, y ¿qué tal nadie me dejé unir a su grupo? Bueno, Fernando y Raúl me dejaron hacer allí…
Ay, Javier ya empezó a molestarme. ¿Por qué me molestan tanto? ¿por qué a mí? ¿qué les hice…? yo no los ofendo ni nada. Es más: les hago favores, los respeto y trato de seguir con mi camino…
Solo estoy callado y ya… Preferiría que ni me hablen ni nada, pero que me dejaran en paz…
— Ja… Ja… —Camilo ríe levemente y agacha su cabeza.
Ojalá ya le pare…
Me pone muy triste esto. Qué pesadilla es el colegio muchas veces… Supongo que así será mi vida siempre… nada puedo hacer… solo aguardar a que las horas pasen… y seguir mi vida solo…
Y ahora Laura, encima de todo, se ríe… Claro, cómo va a opinar bien de mí…
Suena el timbre, salgo del curso y bajo al patio. Pero me duele tanto el corazón, que empiezo a llorar de pie junto a la cancha.
Algunos del salón pasan, y me ponen la mano sobre el hombro, y siguen su camino…
Qué difícil es todo…Fernando: nos toca empezar ese trabajo. Menos mal ya casi acaba la hora de clase. Javier se hizo con nosotros, pero poco habla y poco ayuda. Ni modo.
Bueno, Raúl le tiene la idea al tema, y ya me está diciendo cómo podemos empezar a resolver los ejercicios del libro. Voy a sacar una hoja, esfero y mi calculadora.
Cuando estábamos casi finalizando el taller, sonó el timbre. Voy a marcar nuestros nombres en la hoja, para entregársela a Carolina, que es la monitora. Listo. Voy a guardar mis cosas en la maleta, organizar mi pupitre e ir al salón de mi hermano por el dinero de mi descanso.
— ¿Ya sale, Raúl? Dese prisa, maricón. jajajaja
— ¡Espérese! —dice Raúl—. ¿Tiene mucho afán la princesita esta? jajajajaja
Me parece que aquí te has quedado un poco corto, David. Quizá la elección de la situación no te da, en principio, muchas posibilidades, porque no parece de esas situaciones donde habría razones, mejores o peores, pero razones desde distintos puntos de vista. Aquí, en cambio, es obvio que se trata de crueldad gratuita, bullying, y me parece que el punto de vista de Javier no alcanza a ser interesante. La crueldad quizá nunca lo sea como tal, pero la indagación sobre la crueldad puede eventualmente serlo, solo que es difícil desde una primera persona inconsciente del daño que hace. Quizá es por eso que el texto, a mi parecer, queda un poco corto. Convendría, creo, escoger situaciones donde sea posible meterse en la piel de las personas que pensamos que están equivocadas y poder entresacar de ese ejercicio las razones que pudo haber tenido esa persona para hacer lo que hizo o decir lo que dijo.
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