- Este debate tiene 1 respuesta, 2 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 1 año, 9 meses por
Gabriel Schutz.
-
AutorEntradas
-
febrero 5, 2022 a las 9:18 pm #15683
ILIANA TONA
ParticipanteEl entierro
La hija-
Llevo tres días sin cambiarme de ropa. Mi cuerpo ya es incapaz de producir lágrimas. Siento el viento golpear mi rostro tan suavemente que casi se siente como la paz después de la tormenta…estoy tan cansada. Ya no quiero sentir sus miradas, ni recibir sus condolencias, no sé quiénes son todas estas personas que se acercan e intentan consolarme. Sólo quiero que se detengan, no pueden entender lo que siento, quiero que dejen de pretender que lo hacen. Ahora veo el cuerpo de mi padre por última vez, lo difícil no es que lo sea, sino saberlo; cierran el ataúd y comienzan a bajarlo a ese frío agujero que cubren con tierra y siento que se va una parte de mi con él. Una parte de mi descansa y la que queda está tan dolorida que sólo quiere dormir. Estos cerros que me rodean son imponentes, son tranquilos, parecen haber estado aquí desde el inicio de los tiempos. Me recuerdan que mi camino es muy reciente y muy corto, y toda esta gente y lo que no alcanzan a ver me hacen sentir que el camino es mucho, mucho más largo de lo que realmente es.El hijo-
Viajé todos esos kilómetros en primera clase…solo. En ese avión, en el área de carga llevo el cuerpo de ese hombre que ha sido probablemente el causante de los más difíciles y amargos momentos de mi vida. ¡Claro que lo quería…y lo odiaba!. Y ahora, en el momento de su muerte llevo este peso que nunca quise cargar. Yo no elegí ser el hombre de la casa, ni cuidar de una niña pequeña, ni elegí ser fuerte para una mamá que simplemente no podía hacerlo todo sola. Tengo todo este rencor, todo este dolor que convierto en fuerza, de donde me sujeto para no llorar por un hombre que no merece que lo lloren, pero es mi padre, aunque eso de padre sólo consta en un acta. Voy a enterrar a un padre que no lo fue, que no hizo más que lastimarme. Y hoy voy a enterrar con él todo su rechazo, sabiendo que las lágrimas que llore hoy no serán para él, serán para el niño que no pudo vivir siéndolo por causa de él. Y voy a encargarme de tener todo lo que él no tuvo, y de ser lo que él no pudo o no quiso ser. Le voy a demostrar a él y a todos lo que soy, a pesar de él.
La viuda-
Tengo que resolver la compra de los boletos de regreso. Hace tanto que no veía a mis compañeros de secundaria, qué grandes…qué viejos se ven ya. ¿Será que así me perciben a mí? No quiero pensar en cómo voy a resolver el asunto de las colegiaturas y todos los gastos yo sola, claro que siempre lo he hecho prácticamente sola, pero ahora parece más real y definitivo. Quisiera poder abrazar a mi novio, por supuesto que él no puede estar aquí. Quisiera poder descansar de todos los años de esa vida que nadie conoce a fondo, ni mis suegros, ni mis hermanos, sólo mis hijos. ¡Pobres! ¿Qué sentirán? Será mejor no tocar ese tema. Será mejor que hablemos desde la cabeza, será mejor resolver y avanzar. A nadie le sirve sentarse a llorar. ¿De verdad se murió? ¡Pobre mi suegra!, nadie debiera enterrar a un hijo, mucho menos cuando claramente era al que más querías, el que más orgullo te daba, al que menos veías. Debimos haber venido a visitarlos más seguido, aunque eso tal vez le hubiera dado más tristeza…¡Qué tristeza daba verte al final! Todavía te recuerdo como niño a unas cuadras de este lugar. Es cierto, me consumía en vida estar junto a ti, ya estoy muy cansada. ¿De verdad estás muerto? Tengo que hablar con los niños…mientras menos se hable de esto, de tu vida y muerte con los demás, será más fácil para todos. Tenemos que seguir adelante, tengo que hacer que sigan adelante.
El papá muerto-
¿Así era como se sentía morirse? ¡Cuánta paz hay aquí! Ya no importa nada de todo aquello que me comía por dentro, ¡qué ligero me siento! No lo hice nada bien allá, ¿verdad? ¡Ay! hijos míos, no era mi intención lastimarlos, tampoco fue mi intención nunca ser padre, ni psiquiatra, ni esposo de esa hermosa mujer de la que nunca estuve enamorado, ¡pero era tan hermosa para todos…y me eligió a mi!…todavía no entiendo por qué en realidad; ¡no entiendo tantas cosas! Pero aquí no importa, esas voces que me recriminaban todo el día se callaron de golpe y lo disfruto tanto que prefiero quedarme aquí. No me urge entender nada, no lo necesito. Sé que ustedes lo harán mejor que yo. No supe nunca qué decirles, no sabía ni siquiera qué decirme a mí mismo. ¿Saben qué me alegra el alma? Que ustedes son mucho más fuertes que yo! Y que aquí parece haber tanta paz que alcanza para cualquiera que llegue. Ahora me doy cuenta de lo importante que es descansar. Descansen de mi hijos, esposa. Descansemos todos en paz.
febrero 9, 2022 a las 9:51 am #15686Gabriel Schutz
SuperadministradorMe gustó mucho este texto, porque es sensible y plural, que es en parte de lo que se trataba de poner en práctica, pero también por la llaneza y claridad de la escritura, de los sentimientos que se dejan ver y por el hecho de que, a partir de este episodio, quedan sugeridas muchas cosas sobre esta familia y estas personas: la niña huérfana y perpleja, el hermano mayor que tendrá que lidiar con su resentimiento, con asuntos sobre la autoridad, la madre, quizá la más apaciguada en estas líneas, pero que, como madre, cargará en adelante con la semi-orfandad de sus hijos, y el difunto, cuyo punto de vista me parece un acierto haber incluido, porque ahí es quizá donde el texto muestra la mayor comprensión, es decir, la mayor compasión: un hombre que se casó casi contra su voluntad, por presión social, aparentemente; un hombre que, por lo visto, casi no eligió las cosas que le pasaron sino que se dejó arrastrar sin terminar de comprenderlas o aceptarlas del todo. Qué buen ejercicio poder meterse en esa piel perpleja y comprenderla.
Muy bueno, Iliana. Me da curiosidad saber cómo te sentiste o qué te hizo sentir escribir todo esto.
-
AutorEntradas
Debes estar registrado para responder a este debate. Login here