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    Omar
    Participante

    Antes de empezar el texto debo hacer la confesión de que la mera idea de la escritura del presente me causó una conmoción tan terrible que me paralizó por días y semanas (por lo que pido una disculpa). El ejercicio de empatizar con otros es uno que, en mi opinión, nunca se puede practicar demasiado y es algo que, por fortuna, hace muchos años me fue enseñado por una persona que valoro mucho. Es por esto que, tal vez, las emociones fueron demasiado fuertes a la hora de sentarme a escribir: Sentí mucha vergüenza, sentí mucho dolor, sentí mucha tristeza, mucho coraje, mucha frustración.

    Siendo totalmente honesto, al final no pude encontrar un evento difícil y significativo del pasado que no me produjera tanto malestar que me siguiera impidiendo escribir. Creo que tendrá que ser un ejercicio que deberé empujarme a realizar en un futuro próximo en la intimidad de las carpetas en mi computadora que jamás serán
    leídas por otra persona mas que yo mismo. Así pues, decidí seleccionar un evento del pasado más bien incómodo, no precisamente difícil. Y claro, de todas formas aprendí porque el dolor tiene la facilidad de causar empatía, pero a veces la incomodidad no tiene ese efecto. Terminé explorando una dimensión de mis interacciones con la gente que no siempre logro experimentar.

    Miguel

    Me he dedicado desde hace años a la divulgación de la palabra del Señor. Me siento orgulloso y feliz de hacerlo, pues Él salvó mi vida en el pasado, cuando fui víctima de mi ignorancia y necedad. Drogas, mujeres de la noche, violencia… A todo eso me había llevado el pequeño infierno que vivía en casa con un padre que no me quería ni me respetaba. Dios me sacó de ese infierno y me llevó a su templo. Por eso llevo su palabra a otros, como agradecimiento y también por amor, por amor a las personas que, como yo, puedan necesitar de la palabra divina.

    Tanto mi esposa como yo trabajamos de manera voluntaria en nuestra iglesia como acompañantes, como cuidadores del rebaño. Yo me encargo de los varones y ella de las mujeres y nos metemos a estos grupos en redes sociales en donde compartimos la palabra del Señor para sanar corazones y salvar vidas. Fue en estos grupos donde me encontré con el señor “Quetzalcoatl”, un sujeto sin nombre, escondido tras un teclado, una máscara de cobardía y un pseudónimo, un talibán del pensamiento que con su extraña filosofía de hombre decía ayudar con ideas depravadas a otras personas. ¿Qué oculta? Tiene un corazón obscuro, malvado, ¿por qué no da la cara y me enfrenta? ¿Por qué no dice su nombre? Yo le dije mi nombre y le dije que no tenía miedo, pues el Señor está conmigo. Él sólo copia y pega información sacada de Internet y no dice nada por sí mismo, sólo copia y pega los pensamientos de otros, ¡nada auténtico, nada de su propia experiencia! Y siempre que habla, se burla de mí. Se burla de mis creencias, se burla de mi persona y luego se oculta tras su filosofía.

    Y para hacer las cosas peores, a este tal Quetzalcoatl le han dado poder en el grupo donde más activo soy, ahora puede decidir censurar como todo un tirano a la gente. Me censura, me dice que lo que yo digo está mal, me llama homófobo cuando él es cristofóbico. Yo sólo comparto la palabra mi salvador. Al final me ha sacado del grupo por esta supuesta homofobia, ¿en qué momento se convirtió en una fobia el señalar las maldiciones y males que algunas personas llevan sobre sus hombros y sobre sus familias? He hablado con el otro administrador del grupo y estaba seguro de que haría bien las cosas, pero le ha dado la razón a ese señor y me he quedado fuera. Él se burla de mí invitándome a otros grupos donde dice que discutirá conmigo mis ideas, pero lo ignoraré.

    ¡La verdad me ha hecho libre, me ha traído justicia! ¡Dios ha triunfado una vez más sobre las tinieblas! Al final la gente se ha quejado de este tirano y han nombrado a un nuevo administrador, un psicólogo llamado Edmundo con el que ha chocado. Edmundo es un hombre sabio que sabe respetar a los otros y no quema cristianos en la hoguera como Quetzalcoatl. La confrontación llegó a tal punto que los tres administradores se decidieron repartir los tres grupos que moderaban conjuntamente, quedando Edmundo a cargo del que yo frecuentaba: tras un par de días todos nos hemos encargado de decirle sus verdades a Quetzalcoatl y finalmente lo han corrido. Dios nunca ignora a los que le pedimos con fe.

    Edmundo

    Estudié psicología, luego realicé diversos estudios en tanatología y psicología del suicidio. Me gusta ayudar a la gente, he dado conferencias a muchas personas en muchas oportunidades. Me considero una persona objetiva y neutral e intento siempre mediar los conflictos entre las personas. A veces frecuento grupos en redes sociales en donde la gente pide ayuda y presto mis servicios de forma gratuita. Existe este grupo en particular donde un tal Quetzalcoatl se pelea constantemente con un cristiano de nombre Miguel. Crean mucha tensión entre los otros miembros, mucha. He intentado mediarlo pero no ha funcionado, Quetzalcoatl y Miguel se clavan mucho.

    Me ha contactado el otro administrador de los grupos y me ha dicho que Quetzalcoatl necesita apoyo con la administración y me ha dado poderes administrativos también. Finalmente podré hacer algo por la comunidad.

    Quetzalcoatl se ha clavado una vez más con las personas de la comunidad y ha expulsado a una chica llamada Karina. Ella lo ha insultado pero estamos en un grupo para ayudar a la gente y él debería entender, si supuestamente es una persona que ayuda a otras, que esta gente está alterada emocionalmente. Debe ser comprensivo. La devolví al grupo y Quetzalcoatl la volvió a expulsar y se ha armado un escándalo en el grupo así que nos fuimos a hablar por privado y hemos discutido por cerca de dos horas o, mejor dicho, yo he intentado razonar con él y a cada cosa que yo he dicho él me ha lanzado una pregunta sin sentido sin contestar ninguna de las que yo le hice. No hizo sino lanzar pregunta tras pregunta cuestionando cada palabra que decía, como si él no supiera realmente lo que significan esas palabras, aplicando una mayéutica fuera del consultorio como si para dialogar con la gente necesitaras de tratarlos como en terapia. Yo hice lo mismo y le comencé a preguntar cómo se sentía con las cosas que decía, tal vez se trate de una persona conflictuada emocionalmente, pero siempre evadió las preguntas.

    Al final los grupos se han dividido, cada uno de nosotros se quedó con uno: a él le dieron el más grande, pobre gente. Lo dejé permanecer en mi grupo unos días para que la gente le pudiera decir sus verdades sin miedo, también regresé a todas las personas que sacó: a Miguel y a Karina. Es una persona muy difícil, sabrá de teoría pero no sabe nada de las personas.

    Sabrina

    Tengo muchos problemas en casa, con mi familia, con mi ex pareja no me hablo ya pero me ha dejado un agujero en el corazón. Tengo 28 años y me he unido a algunos grupos de apoyo en Internet para ser escuchada y aconsejada. En uno de ellos hay un tal Quetzalcoatl que siempre discute con un cristiano. No me molesta que la gente piense diferente, yo soy cristiana pero no le tomo demasiada importancia. Pero este Quetzalcoatl todo el tiempo está criticando las ideas de otros, no tiene respeto por los pensamientos de nadie. No se detiene ante nada, pareciera que quiere imponer su verdad, siempre hablando de filosofía, de falacias, invalidando todo lo que la gente piensa porque a él no le parece que tenga sentido. Deberían enseñarle que la gente tiene derecho a pensar diferente. Y yo que venía aquí a relajarme y encontrar apoyo…

    El tío me está colmando la paciencia, se la pasa cuestionando a todos y cada vez que Miguel escribe, él aparece para comentar algo y cada que Quetzalcoatl escribe algo, llega Miguel para ponerle un versículo de la Biblia. Parecen críos. Niños crecidos peleándose a ver quién la tiene más grande.

    Me he quejado con el administrador del grupo y le he sugerido que mejor reemplace a Quetzalcoatl con Edmundo. Edmundo, con las pocas veces que ha participado, se ve que es una persona agradable y neutral que sí sabe respetar que otros tengan ideas diferentes. Quetzalcoatl me ha cansado y le he insultado. Me dijo que me dará una oportunidad pero que deje de andar de conflictiva, ¿pero quién se ha creído? También Karina lo ha insultado.

    Quetzalcoatl ha expulsado a mi amiga Karina y a Miguel mucha antes, he vuelto a pedir que le reemplacen con Edmundo y le han vuelto administrador del grupo pero sin quitar a Quetzalcoatl. El grupo ya ni habla, nos hemos creado un grupo a parte para poder seguir conversando sin que él nos cuestione todo lo que decimos.

    Al final cada administrador se quedó con uno de los grupos, a Quetzalcoatl le han dejado 250 personas a su cargo, pobre gente. Nosotros somos 100 pero nos quedamos con Edmundo que es mucho mejor administrador. Han vuelto Karina y Miguel y hemos podido decirle de todo a Quetzalcoatl con el permiso de Edmundo. Al final, después de que le dijimos todo, lo sacaron. ¡Paz y tranquilidad!

    Rodolfo

    Me metí a grupos de ayuda en Internet para ayudar a la gente, es algo que simplemente no puedo dejar de hacer, es como una segunda naturaleza. El Internet es mi ágora, también es mi consultorio. Al principio me puse mi nombre real, Rodolfo, en el nick para que todos me conocieran, pero en algún momento me puse “Quetzalcoatl” porque había estado leyendo algo de mitología y por ese día me pareció agradable usarlo de nombre. Entonces llegó éste tal Miguel, un fanático cristiano (aunque yo en ese momento no sabía que lo era), a reclamarme que “ocultara mi cobardía tras un pseudónimo”, que si no era lo bastante hombre para dar la cara y… me pareció tan cómico que armara un escándalo para algo tan estúpido que decidí dejármelo por más tiempo. A ver qué tan lejos podía llegar…

    Este tal Miguel ya lo he venido observando desde hace varias semanas, siempre viene a ofrecer “consejo” y arma estas charlas para “varones”. Es tan sospechoso eso, ¿cómo que “varones”? A los únicos que he visto usar esa palabra así es a los cristianos, ¿será que sus charlas supuestamente de ayuda son estudios bíblicos? Pues sí, lo eran. Lo ocultaba pero una vez adentro te das cuenta de lo que hace realmente este señor. No me gusta que oculte lo que realmente ofrece, lo cuestionaré y expondré.

    Así hice y desde entonces Miguel ya habla abiertamente de su dios, pasa versículos, dice directamente todas sus ideas. Muchísima gente lo lee y le agradece lo que escribe y no me parece sano que un grupo de apoyo con tanta gente (casi 500 personas entre los varios grupos de la red) tengan como fuente única de apoyo el dogma religioso. Comencé a contrastar lo que él escribía con otro tipo de valores, a veces exagerando mi postura para contrastar la de él. No todo lo que escribí era mi creencia real, pero con gusto hice de abogado del diablo más de una vez para ofrecer otras opciones lejos de los valores tradicionales del cristianismo. Mi intención no es atacar a Miguel sino que la gente no llegue y se lleve como respuesta única el “Perdona a tus enemigos” y “Pon la otra mejilla” entre tantos más valores cristianos para resolver sus conflictos personales.

    Miguel empieza a tratar de confrontarme pero lo hace demasiado mal, siempre me ataca personalmente o me pasa estudios bíblicos, pero la gente lo defiende porque “Son sus creencias”. No dejan de hablar de respeto, del derecho a creer lo que te venga en gana. Es tan absurdo, ¡tan absurdo! Intenté demostrarlo pero llegaron al punto de decirme que si alguien considera que violar y matar está bien, esa es su opinión y debo respetarla. No lo estoy inventando, eso dijeron, eso defendieron. “La opinión de cada quien es válida y no puedes forzarlos a cambiar”. ¿En qué momento el cuestionar a la gente y pedirle racionalidad se convirtió en un fascismo?

    Las cosas se están saliendo de control, la gente cada vez se siente más enojada y más cansada. Intento educar, divulgar lo que sé, apelar al razonamiento pero estos valores de respeto a la opinión y evasión del conflicto los tienen clavados en la médula. Me hicieron administrador del grupo y eso hizo peores las cosas, ahora soy un tirano que “censura todo”, que en cuanto alguien dice algo que “no me gusta”, lo critica y como soy figura de autoridad, para ellos, eso equivale a que no está permitido pensar diferente. Me van a lapidar aquí, es cuestión de tiempo. Siento crecer la animosidad, puedo verla.

    Ya me han insultado abiertamente varias personas, tuve que correr primero a Miguel por eso y más tarde a otra chica de nombre Karina. Ha quedado pésimo, en sus cabezas he confirmado que soy un tirano. Le sugerí al otro administrador que nombrara uno adicional para equilibrar y calmar las aguas, le señalé a Edmundo, un chico que parece estudiado aunque no participa mucho ni parece estar enterado de todo lo que pasa en la comunidad. Grave error.

    Edmundo es psicólogo, sí y también es casi el psicologismo encarnado. A todo le quiere buscar una razón psicológica, es como si estuviera ciego a las ideas en sí mismas, independientes de la persona que las dice. Me parece impactante su grado de incomprensión de que es posible que exista algo más que su lectura psicológica de la gente. Para él no existe la filosofía, no existe la sociología, etc. Lo he intentado cuestionar sobre lo que dice, intenté que viera que lo que decía no tenía un suelo donde apoyarse y terminó por decirme que soy incapaz de comprender y que no hablaría más conmigo.

    Lo demás pasó demasiado rápido: los grupos se fragmentaron, luego Edmundo dio permiso de que se me humillara públicamente en el grupo donde todo esto ocurrió y me sacó. Esto realmente se salió de control, me pregunto qué podría haber hecho para evitarlo… Estoy cansado de la gente y de que se sientan que saben todo y ahora, además de todo, piensen que todo es válido, que todo es correcto. ¡Caray! A Miguel el administrador le dio permiso explícito de expresar su homofobia porque “era su opinión”! ¿Soy yo el problema? ¿Soy yo el idiota “pseudo” (como me llamó Edmundo) que no dice nada con valor o es más bien que como a Sócrates me han hecho beber la cicuta? Ya no lo sé. Siempre me pasa lo mismo, en toda comunidad en la que abro la boca o me odian o me aman. Generalmente me odian.

    #15550
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    No tienes por qué disculparte. Cada ejercicio pone en juego un proceso singular, con su propia temporalidad, y si éste ha hecho que te tomaras mayor tiempo para escribir, así debe ser.

    Antes de comenzar el comentario del texto, en relación a tu preámbulo, quisiera decir los siguiente. La vergüenza, se ha dicho en distintos lugares, es un sentimiento moral importante. ¿Por qué? Hasta donde veo, porque para llegar a tener vergüenza de algo, es preciso tomar consciencia del daño, del dolor de otra persona, y esto en sí mismo es un ejercicio de compasión fundamental. En este sentido, la vergüenza puede verse como el efecto de un profundo reconocimiento del dolor de otras personas. Lo que procede, cuando las condiciones lo admiten, es, por supuesto, reparar el daño. Pero es cierto que a veces las condiciones simplemente no permiten hacer nada, porque cualquier movimiento sólo empeora las cosas. ¿Qué cabe en esos casos? Tengo la impresión de que, quizá, en estas situaciones vergonzosas, dolorosas que refieres, falta aún por hacer un ejercicio de compasión fundamental: la compasión hacia ti mismo; no, claro, en el sentido de una autocompasión lastimera, sino en un sentido mucho más importante que estriba en poder COMPRENDER LAS CONDICIONES que te condujeron en aquel momento a hacer lo que hiciste y a ver que, cualquier otra persona, en esas exactas condiciones, habría procedido de modo similar.
    Somos, en cada instante, el encuentro de una miríada de condiciones; comprenderlas como las comprenderías para una tercera persona -lo que, por otro lado, no es totalmente inexacto, puesto que el que fuiste es en cierto modo una tercera persona con respecto al que eres-, poder observarlas y asumir profundamente el compromiso de no reproducir esas condiciones y sus efectos, eso es lo que quizá falta en el ejercicio de empatizar que te paralizó por semanas. ¿Qué caso tiene heredar una culpa a lo largo del tiempo, cuando tienes, a la vez, la posibilidad de reparar contigo mismo y restablecer tu inexpugnable inocencia?

    En cuanto al texto, me pareció muy logrado el trabajo con los puntos de vista. Cada uno tiene razones muy persuasivas para defender su posición y es interesante ver cómo lo que, desde una perspectiva, suena tan sensato, visto desde otra, trastabilla. Es un acierto que hayas dejado al denostado “Quetzalcóatl” para el final, después de haber recibido tanta hostilidad de los otros interlocutores, pues eso, entre otras cosas, hizo brillas más su posición.

    Muy buen texto. Tienes indudables condiciones para escribir.

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