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Gabriel Schutz.
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enero 29, 2020 a las 5:09 am #11872
Fanny
ParticipanteSi hoy fuera mi último día con vida he imaginado que me sentiría relajada, disfrutaría todo, le diría a mi pareja que a pesar de que me perturba tanto lo perdono pero que no lo haga con mi hija, que la ame sobre todas las cosas; a mi madre y hermanos les daría infinitas gracias y les diría que lo más importante es la vida y que debemos cuidarnos y no permitir a nadie que nos haga daño empezando por ellos mismos.
Me sentiría muy triste sin duda porque sería el último día de abrazar y besar a mi hija, quien es lo más importante en mi ser… Me sentaría con ella y le diría cuanto la amo y sentada en mis piernas le escribiría en una libreta todas las palabras de amor para cuando ella necesite a su mamá que seguramente serian muchas veces en su vida, las lea. Realmente me afecta pensar que podría yo o ella morir porque si fuera yo, nadie la cuidaría ni amaría ni enseñaría lo que yo para poder sobrevivir a este mundo, si ella muriera mi vida sin duda terminaría, no sé si sobreviviría pero no tanto físicamente sino emocional y psicológicamente.
Imaginar la muerte es doloroso pero vivirla es aterrador pues así lo viví con mi padre a los 18 años y por eso sé el valor de un padre y madre.
Le diría o escribiría a mi bebé que disfrute la vida porque pasa rápido, que se tome su tiempo para utilizar sus sentidos pues es el equivalente a estar vivo… Le diría Aura, mira el sol, el mar, escúchalo y siéntelo… Le diría que aprenda muchas cosas, que haga deporte, estudie, que lea mucho porque así encontrará diferentes sentidos y significados para su vida. Que escuche mucha música y baile, es decir, que viva más con su cuerpo que con su mente pero con sabiduría.
Si hoy fuera mi último día lo viviría entero para mi hija.
Yo me diría que a pesar de todo, disfruté la vida y estoy tremendamente agradecida por todo excepto morir.
Le diría a mis hermanos algunas cosas referentes siempre a que disfruten de lo esencial porque el tiempo se termina y a mi madre, las gracias por todo hasta por lo malo porque así soy quien soy y paradójicamente los momentos más duros en mi vida me hicieron más sensible a muchas cosas inmateriales por lo que mi último día sería únicamente decirles a quienes me rodeen especialmente a mi hija, que sea feliz con lo esencial, lo que trasciende en la mente y el corazón y que se cuiden de los vampiros de todo tipo porque hay muchos seres oscuros.
Mi último día estaría lleno de amor y agradecimiento por lo vivido aunque muy triste por lo no vivido con mi hijita, tengo muchas cosas que enseñarle.
Sí, la vida es hermosa y es tarea de cada quien hacerla así a pesar de las circunstancias que a veces son o parecen ser apabullantes o estresantes pero al final del día siempre bien porque hay vida.enero 29, 2020 a las 7:20 pm #11874Gabriel Schutz
SuperadministradorCarl G. Jung decía que hacia los 40 años empieza a haber un cambio significativo, una especie de giro en la vida humana. Antes de los 40, estamos preocupados por nosotros, por constituirnos, por lo que el mundo pueda darnos; después de los 40, por lo que dejaremos al mundo. Desconozco tu edad (no tendré la indiscreción de preguntar por ella), pero está claro que, la anticipación de la muerte, con la brutal decantación de valores que genera, te pone en el lugar, ya no de qué te vas a llevar (que es igual a nada, salvo si aceptamos la idea del karma) o de lo que quisieras, por así decir, “arrancarle” a la vida en un último rasguño, sino de lo que vas a dejar, especialmente a tus amados/as y, por encima de todos, a tu hija. Es una posición de madurez, de aceptación, de firmeza. Y encuentro también cierta paz: no ha quedado nada por hacer; es decir, sí, muchas cosas en términos de experiencias, pero no de resolver asuntos pendientes. ¡Qué importante!
Quizá uno nunca está totalmente listo para morir (quizá sí), pero, cuando no hay lamentos, arrepentimientos, parece que, incluso la amargura de tener que dejarlo todo, incluidas las personas que amamos, se torna en gratitud. Un poco como lo que “hablábamos” la semana pasada sobre los duelos, y el giro de la tristeza hacia la gratitud. Y eso sucede en tu texto: “tremendamente agradecida por todo”, “lleno de amor y agradecimiento”.
Pero ¿quién nos asegura que hoy no será el último día? Y acaso, ¿no es éste el único y último 29 de enero de 2020 que vas a vivir en toda tu vida? ¿No es la luz del sol sobre los árboles (con o sin nubes), en este momento, irrepetible? Una bebé como la que tienes lo recuerda a menudo, porque cambia a toda velocidad, y van quedando cosas atrás, etapas consumadas, y aparecen nuevas, la risa, los dientitos, las primeras palabras… Eso que tu bebita enseña de manera ejemplar, sucede a todo nivel, todo el tiempo; entre más pequeño, más claro es el cambio. Si no se trata ya de un pequeño ser humano, sino de moléculas, átomos, quarks, no hay nada que no esté cambiando de manera vertiginosa, constantemente. Tener esto MUY PRESENTE es una de las llaves de la serenidad. Los budistas antiguos (theravadas) le llaman a esto ANICCA (impermanencia) y es una de las tres puertas para la iluminación, según ellos.
Gracias por tu texto un vez más. Ahora, que todos esos valores brillen en cada día, como si fuera el último día. Porque lo es.
enero 30, 2020 a las 1:37 am #11875Fanny
ParticipanteCon respecto a lo que mencionas sobre cómo los hijos nos enseñan sobre la impermanencia, me tiene sorprendida, si yo soy una persona un tanto rígida, la bebé me enseña que debo estar abierta a todo porque sus cambios serán los míos, debo adecuarme a ella en todo momento y mira que es rudo…
Cuando ella nació pensé que sería una bebé mucho tiempo pues también el tiempo lo vivía de diferente manera.
Y sí, el domingo cumplo 43 años y ando un tanto existencial desde que me embaracé. Tengo un diario que escribo para mi hija desde mi embarazo y le digo cómo va cambiando todo, desde cómo me pesaba a veces tenerla en el vientre hasta cuánto la extrañé dentro de mí.
Tengo un par de dudas Gabriel.
1.- Vivir sin miedo es algo así como vivir con el corazón abierto?
2.- Cuál es la diferencia entre la espiritualidad y religiosidad, a veces me confundo.enero 30, 2020 a las 4:52 am #11876Gabriel Schutz
SuperadministradorQué bueno todo lo que estás aprendiendo y haciendo con tu niña.
En relación a tus preguntas:
1. Sí, es algo así como eso. Gandhi escribió en algún lugar que lo opuesto del miedo no es la valentía, sino el amor, e insistía mucho en eso: que el amor es ausencia absoluta de miedo y viceversa.2. Supongo que espiritualidad es más amplio, en el sentido de que supone cualquier clase de cultivo espiritual, mientras que religiosidad parece referir, más específicamente, a cuando ese cultivo tiene por marco alguna religión establecida. Pero sí, es confuso, porque en último caso el cultivo de los asuntos espirituales se toca con la problemática fundamental de las religiones, que es, justamente, la posibilidad de ligarse o re-ligarse (volver a ligarse) con el fundamento último de la experiencia, el universo, etc. Digamos, entonces, que toda religión es o debería ser forzosamente espiritual, mientras que no toda espiritual es forzosamente religiosa, a menos que entendamos religión en el sentido amplísimo anterior, es decir, como un camino para re-ligar.
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