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  • #12869
    Linda
    Participante

    Primavera
    Tuve una infancia plena, la primera mitad fue particularmente linda, quizás porque mi mundo era pequeño, hay días en que tengo sueños sobre esta etapa. Veo el terreno que existió previamente a la casa, veo la arena donde jugábamos carritos y los árboles, aquellas tres pequeñas plantas que por un deseo infantil, a falta de posesiones más costosas, declarábamos como de nuestra propiedad, hasta que la necesidad de un patio, los eliminó. La segunda parte fue buena, con altas y bajas hormonales, pero con el privilegio de “aprender” formalmente, no me arrepiento de lo que hice, pero sí un poco de lo que no aproveché en esa época, sin duda, uno no se da cuenta de nuestra capacidad para aprender, desde hacer ejercicio o leer más, hasta hacer malabares o andar en patineta. Quizás ahora lo veo porque soy vieja y en ese momento yo creía que no podía hacer nada más, qué ingenua.

    Verano
    Sabía que era joven en esta época, pero por alguna razón tenía la sensación de que se acercaba el final de mi vida. Creo que me agobiaba la idea de no tener una casa e hijos como sucedió con mis padres a esta edad. Tampoco era millonaria, ni había viajado por todo el mundo. Viajaba de vez en cuando, trabajaba y lograba mantener mi sobrevivencia, pero no me sentía dueña de nada, ni siquiera pagaba una cuenta de spotify yo sola, tenía la familiar (Jajaja) y lo más terrible es que no sentía que mi mente correspondiera con mi edad, una verdadera adolescencia. Quería seguir así, sin hijos, con casa propia pero sin todas las responsabilidades que son deseables a esta edad como ser un buen ejemplo para las siguientes generaciones y protectora económica infantes y personas mayores.
    Uno tiene que hacerse a la idea de que el metabolismo va cambiando, hay que cuidarse de no engordar, de no desarrollar enfermedades crónico degenerativas, comienzan las arrugas y en algunos casos hasta las canas. Por fortuna experimenté varios estilos de corte de cabello en la infancia y principios de la adolescencia, así que no sentí que hubiera algo de esa “rebeldía” que no hubiera vivido. Fui a conciertos, pero cada vez con menos gente. La vida con los amigos disminuyó, no creo que fuera que desaparecieran, sino simplemente, cada vez era más difícil lograr un punto de encuentro y no era malo, sólo era la vida y por ciertos segundos, parecía que empezaba a comprenderla, aunque el agobio mundano a veces no me dejaba comprender más.

    Otoño
    Cuando era joven, poco pensé sobre esta edad, extrañamente la unía con el final de la vida, como si tener 60 fuera lo mismo que 80, qué tristeza. En mi familia después de los 60 la gente se considera anciana, y la vida consiste en cuidar a los nietos, asistir a las fiestas familiares y estar en casa. Al principio fue difícil, pero me propuse que mi vida no sería así, no tengo problemas con cuidar niños, los amo, pero no quería que esa sea mi actividad principal, quería usar el tiempo en platicar, leer y salir a caminar y lo hice. Creo que es un buen momento para la vida y nunca lo hubiera imaginado, es el tiempo en que más reflexiono y que me preocupo menos por el exterior, lo que la gente piensa o hace.

    Invierno
    No pensé que cumpliría 80 años, que llegaría tan lejos.
    Cuando tenía 29 años, una señora de alrededor de 70, me dijo que la vida era para disfrutarse, porque se acaba más rápido de lo que uno es consciente. Creo que es lo mejor que cualquiera puede decir, la vida dura poco y es triste, pero es maravillosa, porque da de todo. Bueno, habría que señalar que fui afortunada, no sufrí violaciones, secuestros, ni una guerra y aun así supongo que las personas que lo han vivido encuentran la forma de disfrutar la vida. Yo, con todo y la fortuna que me cobijó, me quejé varias veces de mi suerte, de mis decisiones, de sus consecuencias; uno siempre tiene la vanidad suficiente para creer que merece más. A esta edad, no sé si merecía más, pero sí sé que lo que tuve fue bueno y que lo hice también, ya no me exijo.

    Disculpa la tardanza, es que no me había puesto en orden a escribir.

    Saludos

    #12873
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    No tienes por qué disculparte, Linda. Sólo quería darte un empujoncito para que no perdieras el ritmo.

    Es interesante ver la vida como un todo. Así procuraban verla los antiguos. De ahí aquel cuento de Herodoto, donde un hombre le pregunta a un sabio quién es el hombre más feliz de la tierra, esperando que el sabio le responda “tú”, pero encontrando por respuesta que ha sido otra persona, un hombre ya muerto, porque para poder hablar de una vida feliz, dice el sabio, es preciso haberla vivido por entero. En eso consiste un poco este ejercicio.

    En tu caso, esa vida como una totalidad parece ir de una primera estación muy feliz a un cierto declive que se redime hacia a partir del otoño, un tiempo de reflexión, menos inquietante y más apacible. ¿No es así en parte el otoño como tal? El fenomenal estallido del verano experimenta una retracción, los colores se atenúan, hay como una especie de apacibilidad cromática.

    El invierno, paradójicamente, aparece aquí como un tiempo de cosecha; no en el sentido de la naturaleza, pues no es la estación de la cosecha, sino en el sentido de una madurez que permite apreciar la vida con gratitud. No estoy seguro de que sea exacto decir que “la vida dura poco y es triste”. ¿Poco con respecto a qué? Sobre esto me viene ahora a la mente Séneca, a quien conociste un poco en el otro curso. En un tratado titulado De la brevedad de la vida, objeta, precisamente esa idea, aduciendo que no se trata de la extensión de la vida, sino de su uso, su provecho. Es mejor una vida corta y bien vivida, que una larga, pero desperdiciada (claro, uno podría objetarle a Séneca sobre los criterios que él tiene para juzgar con tanta dureza, pues lo hace al referirse a personas que “más que vivir, existieron”, pero creo que Séneca no se quedaría callado). Y en relación a si es triste, ¿es así? Que hay momentos de tristeza es indudable, pero ¿es triste la vida? Otra vez Séneca: “La vida no es buena ni mala, sino el ámbito del bien y el mal”.

    Con estas palabras me despido, Linda, felicitándote por haber completado el curso y por haberlo hecho a conciencia. Muchísimas gracias por participar.

    Quisiera pedirte, si no es molestia para ti, que dejaras un review, un comentario sobre el curso. En la última lección se dice cómo hacerlo. Algo importante es que tengas cuidado con las cinco estrellitas azules que hay para calificar el curso, pues la cantidad de estrellitas se modifica con sólo pasar el mouse por encima, y me ha sucedido que he tenido que descartar comentarios muy elogiosos, porque la persona del caso, sin darse cuenta, había pasado el mouse sobre ellas, dejando la calificación en dos, cuando esa persona habría dado probablemente cinco. Esto, claro, si no constituye una molestia para ti.

    Y si te gustó el curso, por favor, recomiéndalo. La página apenas va despegando y sería genial recibir más personas.

    Gracias una vez y seguimos en contacto.

    #12945
    Linda
    Participante

    Gracias a ti por tu trabajo 🙂

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