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    VerdeVerde
    Participante

    “El ser se disimula bajo la similitud. Estar al abrigo bajo un color, ¿no es acaso llevar al colmo, hasta la imprudencia, la tranquilidad de habitar? La sombra es también una habitación?”
    Bachelard

    Día 1
    ¿Cómo nombrar al espectro si vive en ti? ¿Cómo nombrarlos para diferenciarlos? Aquí algunos pares: Eso y ella. Aquél y yo. Yo y no-yo. Espectro y mi nombre. El problema pareció pensar que todos son tú, que viven en ti, dentro de ti, para ti. Actúas con ellos cuando sales a casa y viajan juntos, corren juntos, miran la avenida juntos, luego, a las 12 de la noche hay un relevo y aparece otro que quiere hacer cosas, y otro que está cansado… ¿siempre han de ser contra(dicto)rios?

    Día 2
    Hoy, reconocí un espectro sutil en forma de una mujer que es amable con quien la rodea. Saludó a la persona que la saludó. Lavó su ropa. Se bañó. Se rió del chiste que le contaron. Esa máscara sale por las mañanas más seguido de lo que quisiera. Porque a decir verdad, “Yo” no quiere comer, ni saludar a esa persona que detesta. “Yo” no quiere lavar ni lavarse. Yo no sabe des-identificarse de ella. Se ha adherido a su piel y el desapego es doloroso.

    Día 3
    Otro espectro sutil: la buena para nada. Buscaba un nombre más rimbombante pero el mismo nombre da razón la ineficacia de su búsqueda. Esta buena para nada gana dinero que no merece, vive en una casa que no es suya, come alimentos insanos y que ella no prepara porque, sepamoslo de una buena vez: es una buena para nada. No sabe cocinar. Pasa la noche en vela repasando sus tareas que no logra hacer en el día. Es que no sabe escribir. Es que no sabe cocinar, y pone de pretexto “que a ella nadie se lo enseñó”. Es que le falta socializar y pues, no sabe cómo hacerlo, ni siquiera sabe poner un buen pretexto.
    “Es que no sé hacerlo”
    ¿Y qué te detiene a aprender? Y entonces llega la policía del deber
    Esta espectro es distinto de la buena para nada y suelen presentarse las dos a la vez. Una se victimiza, la otra reprende. Una llora y la otra le cuenta los minutos para llorar
    “No tienes suficiente tiempo para gastarlo en lágrimas, llevas dos horas frente la página en blanco ¡¿y todavía tiene el cinismo de llorar veinticuatro minutos más?!”
    La buena para nada se enoja y ay de aquellos que la vean en ese estado. Sabe que las autolesiones no son lo suyo, sabe que tomar pastillas la reduce aún más a la insignificancia, sabe que pedir ayuda ya no vale la pena, porque lleva 25 años siendo buena en lo que es, una buena para nada. De sus caprichos y berrinches nunca ha salido nada bueno. Mira ensombrecida a aquellos que escriben a partir de dolor, sobre el dolor y crean cosas bellas. Ella ni eso sabe hacer. La buena para nada encontró que estas quejas son las últimas desde que tiene 18 años. Nada en su vida ha cambiado. Ella persiste. Ella vive. La buena para nada, no puedo dormir.

    Día 3
    Hay una persona en mí quiere que todo sea perfecto. Le cuesta ver el lodo y la tierra. Y los errores. Y comprender de una buena vez que los humanos no son dioses.
    La persona que se alimenta de ideales se está resistiendo.

    Día 4
    Resolviendo la diferencia entre pena y vergüenza. Porque a veces estos espectros parecen los mismos y son confundibles. La vergüenza se nota siempre en sus mejillas. Alguna vez, en clase de danza, les ordenaron mirarse al espejo. Y a contacto de sí misma se ruborizó. La vergüenza está interiorizada y a veces la confunde con pena. La vergüenza por estar. Por mirar, por mirarse en los demás. La pena porque a veces es fácil sufrir y no hacerse responsable.

    #13338
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    Algunos espectros se disuelven refutándolos con un hecho simple. Hubo un filósofo inglés, creo, que, en un congreso, en lugar de llevar textos o palabras para compartir, dijo que refutaría las aporías del movimiento de Zenón con un simple gesto. Zenón postulaba que el movimiento no existía; este hombre movió una mano y dijo algo así como: “¿Lo ven? Mi mano se mueve, el movimiento existe” ( ¿o estoy inventando o mezclando, y lo que se proponía refutar era el argumento del sueño de Descartes? En cualquier caso, no importa, el ejemplo funciona para lo que sigue). Por supuesto, ese hecho es un poco rústico, pero a menudo HACER ciertas cosas es la prueba más irrefutable de que ciertos pensamientos, por sofisticados que parezcan, simplemente son falsos.

    Tu texto, que es una realización consumada, refuta por sí solo el espectro quizá más doloroso que aparece descrito: el de la buena para nada. Todo lo que se dice allí queda refutado con el simple hecho de haber escrito y enviado este texto. ¿Buena para nada? Has escrito un texto muy elaborado, sumamente bien escrito, valiente, lo has presentado en tiempo y forma. Al menos para esto has resultado muy buena.

    Por otra comunicación que tú y yo tuvimos fuera de este taller, tengo cierto contexto para comprender ese espectro. Cuando yo te respondí entonces, me abstuve de escribir algo que me parecía quizá demasiado fuerte para una primera comunicación y de lo que no estaba en ese momento seguro. Tenía que ver con el merecer o no merecer. El espectro que se oculta detrás de esa condena terrible, “eres buena para nada”, es quizá otro, no menos terrible, no menos ilusorio: “no mereces (nada)”. Tuve esa impresión cuando recibí aquellas otras palabras y es la impresión que me da este espectro; que por debajo de él hay la ilusión, la falsa creencia, pero muy introyectada, de que no mereces (dinero, casa, buena comida, la posibilidad de estudiar, etc.). ¿Tiene sentido esto? Si es así, puede ser importante que lo investigues. De alguna manera, todos los otros espectros parecen surgir un poco de aquí: no lo mereces (o no eres buena), porque no es perfecto; o aparece el espectro que avergüenza, porque no eres buena o no lo mereces; o bien surge el espectro que se victimiza en respuesta a esto y no se hace responsable.

    Pero, aparte de esto, quisiera quedarme con lo primero y reafirmar la importancia de que puedas advertir cómo el simple hecho de que hayas escrito este texto refuta muchas de las suposiciones ilusorias (espectrales), pues es un texto que se hace cargo, que toma responsabilidad (responde por observarse, comprenderse, trascender las limitaciones), es un texto cuidadoso, está muy bien escrito y, en fin, no sólo no tendrías por qué avergonzarte, sino que, al contrario, puedes sentirte satisfecha. ¿Puedes sentir esto, la satisfacción de haber hecho un trabajo y de haberlo hecho con consciencia, lo mejor que pudiste hacerlo (y es un muy buen trabajo), asumiendo la responsabilidad que te tocaba? ¿Quién podría quitarte eso o decir que no lo mereces?

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