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  • #13469

    o J, D, y yo estamos por terminar nuestro proyecto para acabar la carrera; pero de haber sabido que las cosas iban a terminar así, lo hubiera hecho en solitario. A ver, D y yo tuvimos un problema en lo emocional: yo le dije que me gustaba, ella me rechazó. Luego yo hice un poco “la lucha” -y es que estoy seguro de que ella siente lo mismo, aunque le da miedo que salga mal porque, bueno… no soy “don perfecto”; no puedo competir con el recuerdo de su ex novio médico, músico, activista y creo que hasta chef…-, y al ver que era imposible tener éxito, al final me decidí a aceptar de corazón y con honestidad, ser únicamente amigos. Sin embargo, creo que para ella fue un sacrilegio el que me gustara -vamos, nunca me habían “bateado” de modo tan hiriente-, porque no deja de tratarme como si fuera a hacerle daño… eso duele, era mi mejor amiga antes de esto; ¿tres años de amistad valieron tan poco? Además, J se está portando como un niño: no responde nuestras llamadas y cuando quedamos de vernos para trabajar, no asiste -y si mi presencia por sí misma ya altera a D, el que estemos solos y nos falte J, la pone aún peor-. ¡Pero eso no es todo! D se pone como la mamá que regaña a un hijo cuando no está el otro -a quien va dirigido el regaño- y yo tengo que hacer de abogado de J por que creo que D está siendo muy injusta con él. Luego, cuando la convenzo de que tal vez J esté muy ocupado con su hijo de 5 años, o de que necesita un respiro tras su divorcio y broncas íntimas, ellos dos quedan bien, pero D sigue de recelosa y desconfiada conmigo. Aunque algo es claro: yo no conocía esa faceta tan intransigente e incluso rencorosa de ella, ¡me alegro de que no se haya dado nada entre nosotros!

    o Creo que E me asusta un poco. El año pasado me dijo que le gustaba, y la verdad es que yo no lo esperaba. En su momento, sentí muy bonito y se lo hice saber, pero, ya pensándolo bien, creo que somos muy diferentes como para que una relación funcione; además, creo que es momento de enfocarnos en el fin de la carrera, que viene bastante difícil. E me dijo que entendía que yo tuviera miedo a un amor “real y con defectos” -yo nunca dije eso y me sentí juzgada con sus palabras, como si creyera que vivo en una burbuja perfeccionista- e intentó en muchas ocasiones de escribirme cosas románticas o tener gestos más allá de amistosos conmigo; para intentar cortar de tajo esa situación le dije que simplemente no me gustaba, nunca me iba a gustar, y que lo entendiera… Él lo hizo -o eso dice-, pero ahora no puedo sacarme de la cabeza que cualquier abrazo al saludar o charla de Messenger sean con otra intención -no sería ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que lo hace, y eso me frustra-. Él era un buen amigo, pero tal vez ya se haya perdido esa amistad, ¿en serio tres años de amistad no pueden contra esta obsesión que tiene? Lo peor es que estoy haciendo el trabajo de fin de licenciatura con él y con J, a quien parece que dejó de importarle el trabajo: sólo dice que está ocupado y se recluye en su casa. E lo defiende a veces, y yo lo entiendo: la está pasando mal con toda la situación de su ex y su niño. Pero, carajo, ¿qué soy la única que se interesa por terminar esto? A decir verdad, me pone muy triste esto… creo que mi amistad con E ha terminado -y dios sabe que intenté tenerle paciencia-, y me encantaría salvar la de J, aunque no sé si le interese. Además, me preocupa mucho mi futuro, pienso que terminar este proyecto es realmente importante…

    o Me siento entre la espada y la pared. Hace poco me divorcié de una pareja violenta, y tras el pleito legal, logré quedarme la custodia de mi hijo. Me siento agotado, a penas logré terminar el último semestre de la carrera sin desplomarme y colapsar. Ahora, sé que es necesario trabajar con la tesis, pero simplemente no doy más, necesito respirar y no me lo permiten. Por un lado D está obsesionada con que debemos terminar ya. ¡Ya es octubre, por dios! Aunque terminemos hoy mismo, no podremos meterla hasta enero, ¿le cuesta tanto trabajo regalarme un mes? Por otro lado, E dice que me entiende, y sé que tiene buena intención, ya que siempre intercede por mi cuando D está enojada, pero sé que su verdadera preocupación es que ya no quiere tener que estar a solas con ella; el otro día me llamó, un poco ebrio, y me contó que se sentía herido a más no poder con ella, que tenía una mezcla de rencor y tristeza cada que la veía. Por un lado, entiendo a D: E es un poco demasiado obsesivo; por otro lado, sé lo feo que se siente acabar tan mal en esas cosas del corazón. Como sea, la verdad es que tampoco estoy para dramas de terceros: casi pierdo a mi hijo, y ahora que me disculpen, pero quiero estar con él un par de semanas más. Más vale que tres años de amistad sean lo suficiente fuertes como para que me puedan esperar.

    #13471

    PD: Una disculpa por la tardanza, me costó mucho trabajo pensar la situación y luego en las perspectivas… de hecho había empezado a trabajar las tareas siguientes, mientras tanto (para que no se me termine el tiempo del curso, ja ja).

    #13515
    Gabriel Schutz
    Superadministrador

    La tardanza -que de ninguna manera juzgo, pues los textos, como los platillos, tienen su tiempo de cocción y son ellos los que dictaminan, no nosotros-, la tardanza, decía, valió la pena. Hiciste un muy buen contrapunto, sobre todo entre las perspectivas de E y D. No es que la perspectiva de J no aporte, está muy bien, da una posición exterior al conflicto entre E y D, y a su vez plantea su propia problemática, además de que hay como una completud (tesis, antítesis, síntesis) y un juego trino de tres amigos que llevan tres años de amistad y cada uno, a su modo, cuestiona la fortaleza de esa relación. Pero, sobre todo, me parece destacable y meritorio el hecho de que hayas podido ponerte en el lugar de D con tanta vivacidad, tan buenos motivos de su lado (pues sospecho que la situación que te tocó en aquel reparto fue la de E). Quizá en esto tuvo que ver J en su momento y eso explica mejor su papel aquí: así como E intercedía en favor de J, buscando persuadir a D sobre la fuerza de sus motivos (de J), así también, quizá, J intentó conciliar y manifestarle a E los motivos de D. En fin, me parece que el propósito del ejercicio, ponerse en el lugar de otros, incluso de otros que nos han sido francamente adversos, ha sido logrado con creces. En eso consiste la tan señalada compasión: en comprender los motivos del otro. Pero también en esto consiste la “buena” literatura, la construcción de buenos personajes: en que no haya buenos y malos, personajes planos, como suele decirse, sino que todos tengan motivaciones precisamente comprensibles. Adivino ya una próxima novela de terror con E, D y J… 🙂

    #13542

    ¡Muchas gracias! Sí, tal cual yo era E… La verdad es que en su momento me era imposible ponerme en el lugar de mis compañeros, y aunque al final las cosas se arreglaron, sí notaba cierto recelo cada que hablaba del tema, cuando salía en alguna conversación con otros amigos de la carrera. Justo por eso elegí esta situación, y la verdad es que me alegra bastante haberlo hecho; es de esas cosas que no sabías que necesitabas, pero se siente muy bien una vez que las haces…. Y sí, esa situación da para algo bastante perturbador, ja, ja.

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